Un equipo de astrónomos de la Universidad de Michigan (UM) encontró la primera prueba directa de que los agujeros negros gigantes eran comunes en los comienzos del universo.
Los especialistas recurrieron al Observatorio Chandra de rayos X de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA), que detecta objetos muy tenues a grandes distancias, y dirigieron el equipo a una porción seleccionada del cielo durante seis semanas.
Según la investigación, que se publica esta semana en la revista Nature, los agujeros negros muy jóvenes crecieron de manera más agresiva, a la par de las galaxias que los albergan.
Al combinar imágenes ópticas e infrarrojas obtenidas por el Telescopio Espacial Hubble de la NASA, los nuevos datos del Chandra permitieron a los astrónomos buscar agujeros negros en 200 galaxias distantes, de cuando el universo tenía entre 800 millones y 900 millones de años de edad.
«Teníamos razones para esperar que existieran agujeros negros en muchas de las galaxias más tempranas que hasta ahora habían evadido nuestras búsquedas», dijo Marta Volonteri, astrónoma de la UM y coautora del estudio.
«Al comparar datos del Chandra con los modelos teóricos, la coincidencia fue sorprendente», añadió la astrónoma.
Debido a que los agujeros negros están casi todos envueltos en espesas nubes de gas y polvo, los telescopios ópticos suelen no detectarlos, pero los rayos X permiten su estudio.
El crecimiento a gran tamaño significa que los agujeros negros están relacionados con cuásares, objetos muy luminosos y raros fortalecidos con los materiales que caen en los agujeros negros súper gigantes.
La investigación determinó que entre el 30 y el 100% de las galaxias distantes contienen agujeros negros súper gigantes que crecen.
Volonteri explicó que ‘la extrapolación de estos resultados del pequeño campo de cielo observado al cielo entero’ permite estimar que hay por lo menos 30 millones de agujeros negros súper gigantes en el universo.
«Este es un factor 10 mil veces mayor que el número calculado de cuásares en el universo temprano», agregó.
«Al parecer hemos encontrado toda una nueva población de agujeros negros infantiles», acotó el coautor del estudio, Kevin Schawinski, de la Universidad de Yale.
Los científicos ya habían previsto que habría una población de agujeros negros bebés en el universo temprano, pero hasta ahora no se había observado.
Los cálculos detallados muestran que el monto total de crecimiento de agujeros negros observado por este equipo es aproximadamente cien veces mayor que las estimaciones más recientes.
«Hasta ahora no teníamos idea de qué hacían los agujeros negros en esas galaxias tempranas, o si siquiera existían. Ahora sabemos que están allí y que están creciendo impetuosamente», dijo Ezequiel Treister, de la Universidad de Hawai y autor principal del estudio.
Aún cuando existe evidencia del crecimiento paralelo de agujeros negros y galaxias en distancias más cercanas, los nuevos resultados del Chandra muestran que esta conexión inicia más temprano de lo que se creía, quizá desde el origen de ambos.
«Se piensa que en el universo presente, los agujeros negros y las galaxias crecen de forma simbiótica, y hemos demostrado que esta relación de codependencia ha existido desde los primeros tiempos», apuntó Priya Natarajan, coautor de la Universidad de Yale.
Agencia El Universal