Cuando el Atlantis parta hacia su última misión llevará al laboratorio espacial internacional un experimento que pretende el desarrollo de vacunas contra enfermedades gastrointestinales como la provocada por la salmonela, informó la Universidad estatal de Arizona.
El capítulo final de la era de los transbordadores abrirá una nueva etapa en la investigación, en condiciones de microgravedad, de los mecanismos biológicos de las bacterias que causan ese tipo de enfermedades, que afectan, especialmente, a los países en desarrollo.
En particular, la enfermedad provocada por la bacteria de la salmonela causa anualmente la muerte de 10 millones de personas.
La microbióloga Cheryl Nickerson y su colega Roy Curtiss, junto con colegas del Instituto de Biodiseño de la Universidad estatal de Arizona, diseñaron los experimentos que se llevarán a cabo en los laboratorios de la Estación Espacial Internacional (EEI), un complejo de 100 mil millones de dólares que orbita la Tierra a 27 mil kilómetros por hora.
Nickeson ha estado usando las misiones espaciales desde 1998 como plataforma para la investigación de los procesos de infección, y su trabajo ha demostrado que las condiciones de microgravedad a bordo pueden incrementar la capacidad de causar enfermedades de los microbios como la salmonela, un agente principal de las enfermedades contraídas de los alimentos.
Además, su investigación ha demostrado que el vuelo espacial altera globalmente la expresión genética en la salmonela y otros patógenos de formas críticas que no se han observado en los cultivos en la Tierra, y que están regidas por un proceso maestro que regula su respuesta.
Curtiss, quien es el director de Enfermedades Infecciosas y Vacunología en el Instituto de Biodiseño, diseñó la cepa de vacuna experimental que irá en el Atlantis a la EEI.
Curtiss retiró los componentes de la salmonela que causan la enfermedad e incorporó en la bacteria un antígeno protector clave de la bacteria Streptococcus pneumoniae, con lo cual produjo una poderosa vacuna oral contra la neumonía que ya ha mostrado resultados prometedores en pruebas clínicas de fase 1 con humanos.
El propósito del experimento que irá a la EEI es determinar la capacidad del vuelo espacial para realzar la eficacia de esta vacuna recombinada de salmonella atenuada.
Los experimentos continúan los trabajos hechos durante décadas por Nickerson y Curtiss para mejora la eficacia de las vacunas recombinadas.
Estas vacunas aprovechan la enorme capacidad infecciosa de la bacteria de la salmonella para producir una respuesta fuerte de todo el sistema inmunitario.
Además de la respuesta defensiva contra la salmonela, la persona que recibe la vacuna también moviliza una respuesta inmunitaria a los antígenos de enfermedad secundarios incorporados en la membrana superficial del patógeno, en ese caso antígenos al pneumococcus, el agente que causa la neumonía.
Nickerson dijo que se han logrado muchos avances en la investigación de las ciencias de la vida y progresos transnacionales mediante el estudio de la respuesta de los sistemas biológicos a ambientes extremos.
El ambiente extremo, en el caso de los experimentos del Atlantis, es la gravedad reducida que ocurre en el vuelo espacial y que afecta a una propiedad física fundamental que se encuentra en las células vivas conocida como tensión fluida.
La tensión fluida se refiere a las fuerzas físicas ejercidas sobre las células por los líquidos extracelulares que las rodean.
Experimentos anteriores realizados por Nickerson a bordo de los transbordadores Endeavour y Atlantis han mostrado que los cambios en la tensión fluida debidos a la microgravedad inducen importantes respuestas celulares en los patógenos, incluidas alteraciones únicas en la expresión genética y la virulencia.
Agencia El Universal