El filósofo y profesor emérito de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Adolfo Sánchez Vázquez falleció ayer en su casa de la ciudad de México a los 95 años de edad, víctima de un paro respiratorio a raíz de una neumonía.
El catedrático de la Facultad de Filosofía y Letras de la máxima casa de estudios del país era considerado como uno de los pensadores más destacados del siglo XX mexicano, “con una visión renovadora y no dogmática del marxismo”.
El cuerpo de quien fuera docente durante más de 50 años en la UNAM permanece desde ayer en una agencia funeraria al sur de la ciudad, de donde saldrá hoy, al filo de las 14:00 horas, para ser cremado.
Nacido en Algeciras, España, en 1915, Sánchez Vázquez, llegó a México en 1939 como exiliado español, tras la caída de la Segunda República Española, durante la Guerra Civil.
Estudiante de filosofía en la Universidad de Madrid y discípulo de José Ortega y Gasset -principal exponente del perspectivismo-, Sánchez Vázquez convirtió a México en su segundo país, donde realizó la mayor parte de su obra (cerca de 25 títulos).
Sánchez Vázquez participó activamente en las Juventudes Comunistas, lo que le convirtió en una figura cercana a la República española.
El también escritor y amante de la literatura publicó un serie de obras como Ética (1969) y Recuerdos y reflexiones del exilio (1997). Sobre el marxismo, que contribuyó a renovar a través de algunos de sus trabajos más reconocidos, como Del socialismo científico al socialismo utópico (1975), diría que es una doctrina viva, antidogmática, que trata de conjugar la crítica, proyecto de transformación del mundo y el conocimiento ajeno a la doctrina oficial dominante en la Unión Soviética.
Crítico de la ortodoxia estalinista, Sánchez Vázquez ayudó a considerar la renovación de esas ideas desde tesis humanistas y democráticas en obras como Las ideas estéticas de Marx (1965) y Estética y Marxismo (1970).
El legado
Gran lector y bibliófilo, Sánchez Vázquez donó el pasado mes de marzo alrededor de 80% de los cuatro mil ejemplares que conforman su fondo filosófico a la Biblioteca Samuel Ramos de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Ese fue un acto que el mismo filósofo describió como “una compensación por todo lo que de manera invaluable la Universidad me ha dado para poder ejercer la docencia y llevar a cabo mis investigaciones”.
Aunque la biblioteca del Premio Nacional de Historia, Ciencias Sociales y Filosofía 2002 no era monumental como la de otros bibliófilos mexicanos, tiene la virtud de estar especializada en filosofía, con énfasis en teoría y praxis filosófica, en estética, lógica y en historia de la filosofía; es una biblioteca con obras fundamentales de Carlos Marx, Federico Engels y Georg Hegel.
La decisión de donar su fondo filosófico a la Universidad, dijo recientemente en entrevista con EL UNIVERSAL su hija Aurora Sánchez Rebolledo, surgió hace varios años; con la enfermedad se puso a pensar qué hacer con su biblioteca por lo que decidió entregarla a la Facultad de Filosofía y Letras “que es su casa”, donde trabajó durante más de 50 años como docente.
A pesar de que Sánchez Vázquez había hecho la donación oficial, su hija afirmó que la biblioteca no saldría de su casa hasta su muerte: “Mientras él todavía esté con nosotros no queremos mover esto ni tocarlo, es su ambiente, son sus libros; él de repente se acuerda y me dice busca tal libro que está allá y me precisa el lugar; entonces le leo algún párrafo o alguna introducción de ese libro en específico”, dijo la también investigadora de la UNAM.
Una pérdida lamentable
La noticia de la muerte del investigador en los ámbitos de la estética y la ética causó conmoción entre las personas que fueron sus discípulos y colegas de la Universidad.
Jaime Labastida, director de Siglo XXI Editores, donde Sánchez Vázquez publicó dos de sus obras, lo recordó como un símbolo, un paradigma y un ejemplo de la filosofía en México. “Por su rigor, por su independencia intelectual, por el respeto que siempre tuvo a las opiniones de los demás y porque siempre que discutió algún tema lo hizo en términos de ideas y no en términos personales”.
Alumno de Sánchez Vázquez desde la primera clase que impartió en la Facultad de Filosofía y Letras, en 1959, el también director de la Academia Mexicana de la Lengua aseguró que con su fallecimiento “México pierde uno de sus intelectuales más valiosos”.
“Yo fui solamente alumno suyo, la primera clase que impartió él fue una de Estética, pero después lo seguí en sus seminarios, en sus escritos. Siempre que pude tomé clases con él. Fue sinodal en mis exámenes profesionales de grado”, recordó Labastida, y añadió que la casa editorial que dirige mantendrá abierta sus puertas por si los hijos del profesor emérito quieren publicar algún texto póstumo.
“México pierde un paradigma de la filosofía porque abrió muchas ventanas y puertas en toda la filosofía. Fue congruente, desde su juventud y hasta el último día de su vida. Nunca fue una persona dogmática y a sus alumnos nos enseñó algo importante: a pensar por uno mismo, a discernir las cosas con criterio propio, a no dejarse llevar por lo que los demás decían”, dijo.
Recordó que cuando el mundo entero se movía bajo el impacto de los manuales soviéticos, Sánchez Vázquez empezó a abrir cosas nuevas y las encontró en Carlos Marx, quien fue para él una luz que enseñó a ver de otra manera la realidad y a ser un crítico radical por cuenta propia.
Por su parte, la escritora y también catédratica de la UNAM Margo Glantz dijo que Sánchez Vázquez fue “un hombre que hizo posible que todavía se creyera en el socialismo”.
“Un hombre con pensamiento marxista que mantuvo hasta el final de su vida. Con una inteligencia y una coherencia poco comunes. Hizo posible que todavía uno creyera en el socialismo”.
Glantz aseguró que el profesor emérito de la UNAM era un hombre que llevó sus convicciones adelante, en todos lo niveles; un hombre de una propiedad increible. Como él, sólo nos queda Luis Villoro”, aseguró.
Gloria Villegas, actual directora de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, dijo que Sánchez Vázquez fue un profesor destacado, cuyas contribuciones al pensamiento crítico fueron muy importantes.
El doctor Sánchez Vázquez fue profesor de muchas generaciones no solamente de filósofos sino de los historiades del área de letras. Nos enseñó mucho a través de sus textos”.
“Nos legó aspectos muy importantes de la visión crítica. Como estudiante y como profesora, siempre aprecié el valor de este pensamiento tan luminoso que siempre prodigaba, de gran actualidad y de mucha profundidad”, dijo Villegas quien adelantó que cuando la Universidad retome las actividades se prepará un gran homenaje póstumo.
Villegas recordó que recientemente, como homenaje al ganador de la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil que otorga el gobierno de España, un nuevo edificio de la Facultad de Filosofía y Letras lleva su nombre.
“Pensamos que él se merecía este homenaje, pues allí todos los días se recordará su sabiduría y su calidad como profesor y ser humano”, dijo Villegas.
Agencia El Universal