México, D.F.- Hasta hace 16 meses, el avance de la degeneración macular era prácticamente irreversible y no existía tratamiento efectivo. Hoy, a pesar de que sus causas siguen siendo desconocidas, en México y a través de un protocolo de investigación por un biomédico mexicano de la UNAM se ha descubierto un procedimiento que abre una puerta de esperanza: la regeneración de la mácula óptica con células madre autólogas, es decir, del propio paciente.
Una noche antes de dormir Warren Wolford se dirigió a su esposa para pedirle que lo ayudara a quitarse la vida. Dijo que conocía métodos rápidos y efectivos para tal fin, pero reconoció también que no quería hacerlo sin que la mujer con la que había estado casado a lo largo de 34 años lo supiera.
“Sé que no podrás comprender mi decisión, pues tendrías que haber perdido la vista como yo, y estar casi ciega para entenderlo. Así, sin vista, no quiero seguir viviendo, me siento muerto en vida”, confesó Warren esa anoche antes de apoyar su cabeza en la almohada y dormir. El proceso de degeneración de su mácula había iniciado en 2007.
Warren tenía degeneración macular asociada con la edad. La persona pierde la agudeza visual y no alcanza a ver lo que está frente a sí mismo; logra ver, si acaso, sólo lo que ocurre a los lados, lo cual le impide realizar actividades cotidianas como leer, mirar televisión o conducir un automóvil.
Alarmada ante la confesión de su esposo, Norma llamó a su médico, quien le recomendó que procurara no dejarlo solo. Así fue como ella bajaría definitivamente las cortinas de su propio negocio, para cuidar de tiempo completo a Warren, un ingeniero mecánico de aeronaves que trabajó durante más de 50 años en Phoenix, Arizona, que leía diariamente más de dos periódicos y que en sus ratos libres salía a pescar.
Tratamiento riesgoso
En su país, Warren recurrió a más de siete cirugías oculares con rayo láser, con resultados, a su decir, no sólo negativos, sino agresivos y degenerativos. Recibió un número elevado e indiscriminado de Lucentis (fármaco líquido que inhibe el crecimiento de nuevos vasos sanguíneos en el globo ocular). Éste comenzó a filtrarse por el nervio óptico, y puso en riesgo su vida, pues el medicamento podría llegar a su cerebro. Ante este panorama le pronosticaron dos meses de vida.
“Mi ojo izquierdo —que presentaba degeneración macular húmeda— había perdido prácticamente la capacidad de percibir la luz, y el derecho tenía degeneración macular seca, que sólo me permitía ver 50%. Ya había perdido la percepción de colores, de profundidad, y de enfocar cualquier tipo de objetos. Vivía en un mundo de sombras”, dice Warren Wolford en conversación telefónica con EL UNIVERSAL.
“Dejé de comer y de reconocer lo que estaba servido en mi plato. Debía sujetarme de las paredes para avanzar de la cama hacia el baño y de regreso, y dependía ciento por ciento de mi mujer”, narra.
Warren recuerda el día en que uno de sus hijos le sugirió que comprara un bastón blanco para ciegos; él se negó.
Norma, a su vez, relata cómo debía subirlo dos veces a la semana a su auto para llevarlo a dar una vuelta, pues su marido caía cada vez más en depresión, encerrado bajo cuatro paredes sin poderse mover. “En el auto y durante el camino yo iba relatándole lo que ocurría frente a nosotros. Me convertí en una especie de testigo y relatora”, recuerda.
Lo que siguió fue una pérdida de interés del matrimonio, por su entorno y la apatía por su futuro; hasta que uno de sus seis hijos (administrador en un hospital) se enteró de un método de regeneración de la mácula óptica con células madre que podría ayudar a su padre, a quien ya habían declarado como desahuciado.
En la lucha por volver a ver
Todavía en Estados Unidos recurrieron al médico José Luis Díaz Barbo-sa, un especialista en medicina hiperbárica que trabaja con terapias de inducción celular, quien a su vez les recomendó acudir con el biólogo mexicano Mario Camacho Alcocer.
Warren decidió continuar luchando por la recuperación de la vista, ahora en México, país del que básicamente sabía por malas noticias referentes a los indocumentados mexicanos.
Él y su cuñado, quien sabía español, decidieron viajar entonces a Querétaro, para encontrarse con el biomédico por la UNAM con 20 años de experiencia en investigación y 10 años en el campo de la medicina celular regenerativa. Al entrevistar al paciente, éste le dio una esperanza de recuperación real de la vista y de su mácula (parte de la retina que se ubica directamente detrás de la pupila).
Pero la noticia también significaba que Warren sería el primer paciente en el que se aplicaría el protocolo de investigación para regenerar la mácula, en principio de su ojo izquierdo.
“El ojo izquierdo estaba tan dañado que recomendé al paciente que iniciáramos por el derecho, pero ante su insistencia y desesperación opté por incluir modificaciones en el protocolo para tratar también su ojo izquierdo”, comenta el especialista Mario Camacho Alcocer, de 41 años de edad.
Ante el pronóstico, Warren decidió llamar a su casa: “Hablé por teléfono con mi esposa e hijos, debíamos tomar una decisión como familia. Yo sería el primer paciente en el que se probaría el protocolo de investigación de regeneración de la función macular, en un país que desconocía, y con un método no avalado en Estados Unidos”.
El ex presidente estadounidense George W. Bush frenó en 2006 el tratamiento con células madre.
Decisión familiar
Además, los gastos de la cirugía, 30 mil dólares (369 mil pesos aproximadamente), mermarían de manera significativa la jubilación y ahorros del matrimonio. Sus hijos y esposa decidieron apoyarlo en esta decisión y Warren entraría al quirófano durante los primeros meses de 2010.
Las células madre autólogas (o propias) fueron extraídas del esternón del este paciente de 74 años, se cultivaron y diferenciaron. Una vez aplicadas en el ojo del paciente éstas comenzaron a realizar su trabajo.
“Fueron varias las aplicaciones. Las primeras dos para recuperar la integridad estructural del globo ocular. Con estas aplicaciones se logró eliminar los puntos negros de la visión.
“Después siguieron otras dos inyecciones retrovulvares, con las cuales se procuró regenerar la función de percibir la luz con toda su complejidad (detectar colores, capacidad de enfocar, ver a mayor distancia, entre otras)”, comenta el biomédico.
Al despertar de la anestesia Warren comenzó a ver las luces del quirófano con su ojo izquierdo (aquel con el que ya no veía nada), y poco a poco comenzó a percibir que con su ojo derecho también veía mejor.
Hasta la actualidad, su visión continúa mejorando día a día, con la esperanza ahora de dejar de usar lentes para leer. En el presente ya puede leer de nuevo el periódico.
Éxito causa expectación internacional
Actualmente el biomédico Camacho Alcocer se halla en un proceso de evaluación de pacientes con diferentes casos de degeneración macular, para poder determinar si son o no candidatos a someterse a este procedimiento.
El éxito de la intervención en Warren ha generado una gran expectación tanto nacional como internacional, y el científico mexicano dice que en este momento está ante el reto de validar este procedimiento con más casos.
“Es necesario realizar un ensayo clínico amplio, para el cual es indispensable contar con amplios recursos”, dice.
Debido a lo anterior, Mario Camacho Alcocer se acercó en días recientes al Senado de la República con el fin de solicitar apoyo para este ensayo, y para investigación en otras áreas de la medicina celular regenerativa. Por ahora, el senador Adolfo Toledo Infanzón ha mostrado interés en apoyarlo.
Mientras esto ocurre, Warren termina la conversación con este diario, mientras describe lo que ahora ve con toda claridad por la ventana: “¡Allá viene un niño en bicicleta!, y ¡por allá un coche amarillo!”, expresa, como si a cada golpe de vista reinaugurara su mundo.
Agencia El Universal