Al ver a los demás a través de Facebook tendemos a pensar que su vida es perfecta y que son plenamente felices; esta percepción exagerada nos deprime.
Dentro del actual sistema sociocultural, moldeado en buena medida a partir de los patrones financieros, en el cual la competencia es la máxima que rige las relaciones humanas bajo la premisa de la escasez (lo que alguien tiene es algo que dejo de tener yo), no debiera de sorprendernos un reciente estudio realizado por Alex Jordan (Ph.D en Psicología por Stanford) sobre Facebook.
En el estudio Jordan comprobó que el atestiguar el “éxito” o la felicidad de los demás miembros de la red social puede favorecer nuestra depresión. La idea surgió cuando este experto en psicología se puso a observar las reacciones de sus amigos frente a Facebook y notó que se sentían un poco huraños cuando chocaban con fotos espectaculares, logros académicos o profesionales o alegres actualizaciones. “Estaban convencidos que todos tienen una vida perfecta”.
Pero nuestra costumbre de sobreestimar la felicidad ajena no es algo nuevo. Al respecto Jordan cita una frase de Montesquieu “Si solo quisiéramos ser felices sería fácil; pero lo que queremos es ser más felices que los demás, lo que es generalmente difícil, pues pensamos que ellos son más felices de lo que en realidad son”.