México, D.F.- El artista de las escalas inauditas, el genio de los simbolismos monumentales, el hacedor de gigantes que sueñan, Ron Mueck ha sido llamado de muchas maneras a lo largo de su carrera, y los adjetivos hacia su obra continuaron sumándose la noche del martes durante la inauguración de la muestra en el Antiguo Colegio de San Ildefonso.
Al realizar la declaratoria inaugural de esta muestra que permanecerá hasta el 5 de febrero de 2012, Consuelo Sáizar, presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, dijo que el hiperrealismo de Ron Mueck nos ayudará como espectadores a conocernos de una mejor manera.
“Esta mañana, antes de que Ron Mueck regresara a Londres, estuve con él y me expresó su beneplácito de que sus piezas sean exhibidas en este edificio formidable del Antiguo Colegio de San Ildefonso, donde cada una alcanza una dimensión verdaderamente distinta”, dijo la titular del Conaculta.
En la ceremonia estuvieron presentes Paloma Porraz, coordinadora ejecutiva del Antiguo Colegio de San Ildefonso; Julieta Giménez Cacho, secretaria técnica de Programación y Asuntos Internacionales de la Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM; Katrina Anne Cooper, embajadora de Australia en México; Stephen Smith, director de The Anglo Mexican Foundation y Charles Clarke, asistente de Ron Mueck.
Paloma Porraz dijo que las esculturas de este artista muestran a la figura humana en estados de gran vulnerabilidad, generando con el público una gran empatía emocional.
“A través de obras como Máscara II, donde muestra su propio rostro dormido, el Hombre en bote, Mujer con palos, Pareja Acurrucada o la gran pieza En la cama, este artista nos invita a pensar lo que se siente ser visto en público en estas condiciones, su obra tiene que ver con la sensación de sentirse observado, sus obras en estas salas llenan un espacio emocional y sicológico”.
Julieta Giménez Cacho afirmó que esta muestra es una oportunidad para que el público mexicano se mire en un espejo y contemple el resultado de más de diez años del trabajo de un artista que ha traspasado numerosos cánones escultóricos.
“Ron Mueck es ante todo un observador obsesivo de todo lo que acontece en el mundo, a través de su obra nos reconocemos en esos cuerpos que detonan sensaciones esenciales y cada uno de nosotros siente como su trabajo nos desnuda en cuerpo y alma”.
Finalmente, Charles Clark, asistente de Ron Mueck y participante en la curaduría de la muestra, consideró que la obra de este artista refleja numerosos cuestionamientos acerca de la condición del hombre en este mundo, su soledad, sus heridas profundas y su muerte.
“La primera obra con la que Ron Mueck escandalizó al mundo del arte, fue la del cuerpo de su propio padre muerto, que incluso provocó la censura en el museo de Brooklyn, han pasado algunos años, y hoy el público podrá ser testigo de su universo personal, donde todos nos reconocemos en la desnudez y en la intimidad”, concluyó.