México.- Obras atribuidas a Nezahualcóyotl, Nezahualpilli, Cuacuauhtzin y Axayácatl, así como otras anónimas, integran el libro Cantares mexicanos. El códice de la poesía náhuatl patrimonio de la nación, que anoche presentaron aquí autoridades de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En la Sala Nezahualcóyotl, del Centro Cultural Universitario (CCU) , se dijo que es un trabajo fruto del Seminario Cantares Mexicanos, coordinado por el destacado historiador Miguel León-Portilla, en el que participaron investigadores de la UNAM, El Colegio de México (Colmex), la Universidad de Toulouse, Francia, y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Al tomar la palabra, el rector de la máxima casa de estudios del país, José Narro Robles, expresó su beneplácito por esta publicación y afirmó que cada vez que la UNAM edita un libro en el que se presenta un rescate de la cultura nacional, ‘la universidad cumple con su cometido.
«La universidad cumple cabalmente con su tarea de ver hacia el pasado de rescatar nuestras raíces, de analizar nuestro presente, de definir los problemas que tenemos en nuestra sociedad, de plantear soluciones y, de manera especial, de ver hacia delante».
Y aseguró: «No hay muchas instituciones que puedan cumplir con esa tarea, la UNAM lo puede hacer por su trayectoria, su extraordinaria biografía y por la capacidad que tiene para anticipar en base en el conocimiento».
Asimismo, Narro Robles elogió la labor de León Portilla y reconoció a la comunidad académica e investigadores que participaron en esta publicación, producto de dos décadas de trabajo intelectual.
Al respecto, la directora del Instituto de Investigaciones Histórica de la UNAM, Alicia Mayer González, celebró también la aparición de estos volúmenes, con los que se devela parte de la historia de los pueblos en lengua náhuatl.
Consideró que la obra ofrece un infinito universo para el estudio y conocimiento del pasado mexicano, y añadió que se trata de una publicación de estudio y empeño del trabajo logrado en los círculos académicos de la UNAM.
Por su parte, la directora del Instituto de Investigaciones Bibliográficas, Guadalupe Curiel Defossé, explicó que el libro está integrado por tres volúmenes, cuyos poemas en náhuatl se denominan cantares porque se acompañaban con música, baile y ofrendas de copal.
Señaló que la creatividad artística nahua del pasado prehispánico puede reconstruirse gracias, en gran medida, a este preciado manuscrito.
Asimismo, refirió que en esta miscelánea literaria se encuentran bellas piezas que dan cuenta de las diversas maneras en las que los naturales de estas tierras fueron apropiándose de la cultura conquistadora, sobre todo del cuerpo de creencias sobre lo sagrado provenientes de la antigua tradición judeocristiana.
La investigadora señaló que el manuscrito está conformado por 13 opúsculos de diversas temáticas, todos ellos de un valor incalculable.
El primero es una recopilación de cantos y, por ello, le da nombre al manuscrito; ésta ha sido el más atendido por los expertos: Daniel Brinton, Angel María Garibay, Leonhard Schultze-Jena, Walter Lehmann, John Bierhorst y Miguel León-Portilla.
A pesar de los estudios de estos especialistas, a la fecha no existía una traducción completa al castellano de este opúsculo, mucho menos de los restantes.
De acuerdo con León-Portilla, las piezas literarias de esta publicación provienen del manuscrito Cantares mexicanos, que custodia el Fondo Reservado de la Biblioteca Nacional de México.
Sus primeras 85 fojas, de un total de 295, escritas casi todas por ambos lados, conservan la transcripción más copiosa que se conoce de cantares y poemas en náhuatl.
Los textos fueron transcritos en su mayoría durante la segunda mitad del siglo XVI y el volumen, reencuadernado en una época posterior, procede de un convento, hipotéticamente el de San Francisco el Grande, en la Ciudad de México.
Cantos filosóficos, eróticos, de guerra y algunos iconocuicatl (composiciones tristes sobre la conquista) se incluyen en el manuscrito, que el filólogo Angel María Garibay consideraba el más importante que se conserva de la antiguedad mexicana, producto del trabajo de frailes humanistas que rescataron este legado recién terminada la conquista, con el apoyo de jóvenes indígenas instruidos en el Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco.
Al mencionar la profundidad filosófica que puede encontrarse en estos testimonios, el historiador León-Portilla recordó las burlas de las que fue objeto, en la misma UNAM, cuando defendió la sabiduría que contienen.
Indicó que en este volumen se incluyen numerosos poemas en náhuatl, unos de la tradición prehispánica y otros del temprano periodo colonial.
«No es exageración decir que son ellos valiosos testimonios de la más temprana literatura que podemos llamar mexicana, porque se produjo en México si bien en lengua náhuatl», dijo al tiempo que precisó que en este libro hay otros textos cuya edición se está preparando.
«Algunos escritos de Fray Bernardino de Sahagún, las Fábulas de Esopo en náhuatl y varios textos religiosos de la tradición judeocristiana; el interés de estos últimos se deriva del esfuerzo epistemológico que implica haber trasvasado al náhuatl conceptos como los de transustanciación, redención y otros más», concluyó.
Agencia El Universal