La séptima gala de Mira quién baila (Univisión) arrancó tal y como acabó la de la semana pasada, hablando de Fernando Arau y su desafortunado paso por el polígrafo. Nada de esto afectó la participación del mexicano, ya que más de un millón de votos del público decidieron que se queda en el programa.
Muchos de esos votos le harán falta ahora a las sentenciadas de esta semana, Maripily y Alicia Machado, luego de que Bobby Pulido fuese salvado por el jurado.
Una de las sorpresas de la noche -segun Toni Costa- fue el regreso de Jacky Guerrido a la pista. La presentadora televisiva quedó clasificada en segunda posición durante la primera edición de la competencia. Guerrido se unió al trío de evaluadores, así como también el actor Gabriel Soto, quien dio una valoración justa y neutral.
La locutora Argelia Atilano apareció con un acertado cambio de look que le permitió soltarse la melena y meterse en el papel que requería su baile. Le faltó seguridad en los pies, pero en definitiva lo está disfrutando y avanza a pasos agigantados.
Otro que no para y va directo a la final es Henry Santos, quien con un tango demostró que no solo domina los ritmos tropicales. Esto demuestra que está concentrado en superarse cada semana.
Sin dejar la pasión de lado, saltó a la pista la venezolana Alicia Machado, quien junto a su compañero Raúl,bailó como si de uno se tratara. Me gustan sus movimientos de cuerpo y cómo trabaja cada paso en la coreografia. En mi opinión, acertada por parte del coreógrafo pero fue criticada por el jurado, algo que nunca entenderé, pues su deber es juzgar la calidad de baile del concursante sin importar si hace movimientos básicos o figuras de alto nivel.
Es como decir que Univisión se tira las piedras en su propio tejado, pues el jurado desmerece el gran trabajo de su coreógrafo estrella.
Con Pulido, la gran sorpresa del programa, vimos un estilo urbano muy estático y la verdad que fue su peor baile hasta ahora. Digamos que se trató de un pequeño tropiezo para el cantante, a quien no deben afectarle los comentarios muy poco acertados del jurado y en ocasiones lejos de la realidad. Parece como si en ocasiones no vieran el esfuerzo de los participantes, quienes día a día dejan la piel en los ensayos.
Otra de las sorpresas, a mi parecer la más esperada, fue el baile de Rodner Figueroa, quien por fin experimentó el esfuerzo de los concursantes. Ojalá eso cambie su opinión a la hora de criticar. Su baile no estuvo nada mal, una fusión de tango y merengue. Son dos ritmos totalmente opuestos y que defendió bien. Hubo algún tropiezo, pero sin importancia. Bailó por un reto que le hizo Maripily y la dejó bastante callada.
A la boricua le tocó dejar la polémica a un lado y ponerse a bailar al ritmo regional mexicano. Bailó sin errores y si los hubo no se vieron en pantalla. Estuvo bien, pero carente del carácter, energía y el carisma que se requiere a la hora de transmitir y llegar al público. Debe hacerle más caso a Poty, su experto coreógrafo.
Respecto a la polémica sobre la “lesión” de Arau, al parecer fue mentira, ya que se confirmó que mintió para librarse hace dos semanas de su segundo baile por no tenerlo preparado. Esta vez sus compañeros olvidaron las duras críticas que tuvieron hacia él la semana pasada. Con el apoyo que cuenta por parte de la audiencia no es de extrañar que gane esta tercera edición. Y más bailando como lo hizo el domingo, cuando se le vio muy seguro y con más energía que nunca en un mambo.
Entre los nominados del jurado esta vez estuvo Pulido, quien bailó una samba muy movida y difícil, pero supo venderla muy bien y eso le hizo ser el salvado de la noche. Acto seguido, Machado bailó al estilo Broadway. Algunos errores no pasaron desapercibidos para el jurado y la llevaron directa a la nominación, al igual que Maripily, quien bailó una cumbia en la que se veía perdida, pero que trató de defender gracias a la ayuda de su bailarín. Su nominación era de esperarse.