Las vidas de quienes habitan los suburbios en las abigarradas unidades habitacionales, o bien los inmigrantes portugueses en Francia, son generalmente el tema de interés para el director de cine portugués João Canijo, quien ve el pretexto para revisar a la sociedad profunda e interior de Portugal que normalmente no es filmada. El director lusitano se encuentra en México a propósito de la retrospectiva en su honor que desde este jueves 2 y hasta el 12 de mayo se proyectará en la Sala 8, Hermanos Rodríguez, y la Sala 10, Luis Buñuel, de la Cineteca Nacional.
Canijo, un cineasta fracasado como actor –según él mismo confiesa– y que retoma la tragedia griega (“como colchón”) para construir sus historias, asegura que ante todo lo que busca explorar en su trabajo son las relaciones humanas. Por ello, el tema de la familia es una constante en su cine. “Qué relaciones humanas más extremas y más intensas que las familiares. Ya desde los griegos las relaciones familiares eran las más fuertes. Las grandes tragedias son también tragedias familiares. Cuando quieres relaciones humanas extremas, de pasiones y odios, esas son las relaciones familiares”.
Un ejemplo elocuente es Sangre de mi sangre (2011), película incluida en este ciclo y cuya trama se desarrolla en el antiguo barrio de Alfama, a las afueras de Lisboa. Se centra en una familia de clase media baja que encara sus problemas ante el acecho de las drogas y la falta de recursos económicos.
Sin embargo, el propio autor confiesa que en este filme se liberó de la influencia dramática griega, así como de lo dictado por cineastas como el estadounidense John Cassavetes o el chino Hou Hsiao-Hsien, a quienes ha llegado a imitar. “Es la primera película donde intento hacer lo mío completamente”.
En conferencia de prensa, Canijo comentó que sus filmes Noche oscura (2003) y Malnacida (2007) integran una trilogía, cuya parte complementaria no ha sido realizada,“donde intento hacer una adaptación de la Orestiada. Noche oscura es la historia de Ifigenia y Malnacida es verdaderamente una versión de Elektra. Es mi versión de Elektra, que para mí es la gran tragedia griega”.
Canijo ha realizado buena parte de su obra durante el clima progresista que se extendió por Europa, y en el que predominaba una visión optimista de la realidad socioeconómica. No obstante, sus filmes han echado por tierra ese optimismo. “Se hablaba de cómo los portugueses vivían muy bien en Francia, que era un país muy próspero, y que Europa era muy próspera”.
Su filme Noche oscura precisamente retrata esa realidad artificial. Mientras que en el caso de Sangre de mi sangre se trata de una pieza premonitoria al respecto. “Yo no lo sabía. Cuando estábamos rodando la película no pensábamos que la crisis nos iba a caer en la cabeza como ha acontecido”.
El cineasta nacido en Oporto en 1957, ha trabajado con algunos de los más renombrados directores europeos. Sobre su aprendizaje con el también portugués Manoel de Oliveira destaca la ética de coherencia personal y de seriedad que no ha visto en otras personas. Por su parte, el alemán Wim Wenders le enseñó que se puede hacer cine de manera libre; mientras que alguien como el suizo Alain Tanner, no le dejó nada, asegura.