Girona…celebró Fiesta de la Flor

Cada primavera, Girona se convierte durante una semana en un gran jardín. Este año, la fiesta Temps de Flors se celebró del 11 al 19 de mayo y ocupó, como en las 57 ediciones anteriores, algunos de los lugares más emblemáticos del casco antiguo, que engalana de este modo su notable riqueza histórica.

El Ayuntamiento, las escalinatas que suben hasta la Catedral y a la iglesia de Sant Martí Sacosta, los Baños Árabes, el Call (barrio judío), el Museo de Historia de la Ciudad y los patios de palacios del Barri Vell –generalmente cerrados al público– albergan los arreglos, exposiciones y alfombras de flores realizadas conjuntamente por profesionales, vecinos y aficionados.

Este evento hizo que la revista americana Traveller National Geographic eligiera el año pasado Girona como uno de los mejores destinos del mundo para viajar en primavera.

Plaza del Vi.

El lugar ideal para iniciar el paseo por el casco antiguo o Barri Vell de Girona es esta encantadora plaza que, durante siglos, fue el corazón de la actividad civil y económica de la ciudad. En ella se sitúa el palacio del Ayuntamiento –de origen medieval, aunque modificado–, cuyo patio se abre al público como una de las sedes centrales del Temps de Flors.

Rambla de la Llibertat.

A pocos pasos de la plaza del Vi se alcanza la Rambla de la Llibertat, bajo cuyos soportales de aire medieval se cobijan terrazas de bares y restaurantes en las que se mezclan vecinos y visitantes.

Esta Rambla peatonal es, además de punto de encuentro y foco de la actividad comercial de Girona, una galería arquitectónica con fachadas que van desde el Renacimiento al modernismo catalán, que allí guarda ejemplos como la Casa Norat, de 1912.

La Rambla circula en paralelo al río Onyar, que discurre tras la hilera de casas que fueron construidas junto a su tranquilo cauce. A la otra orilla se accede a través del Pont de Ferro, un puente metálico diseñado en 1877 por el equipo de Gustave Eiffel, el ingeniero francés que se haría mundialmente famoso gracias a la torre parisina que lleva su nombre. Otro puente, el Pont de Pedra (1856), es el mayor y más antiguo de la ciudad.