El movimiento estridentista fue una de las muchas respuestas culturales surgidas en los años posteriores a la Revolución Mexicana. Esta expresión artística fue el eje principal de la primera mesa de análisis del coloquio internacionalVanguardia y experimentación en el arte mexicano titulada Literatura y vanguardia.
Revistas y publicaciones tuvieron un papel fundamental en la difusión de las propuestas estéticas del movimiento estridentista. Muchas de las ideas renovadoras de los movimientos de vanguardia emplearon a las revistas como el cauce idóneo de la difusión de sus contextos y propuestas culturales reflejadas en diseños, ilustraciones, contenidos y documentación de la cotidianidad.
En el evento realizado en el marco de la exposición Vanguardia en México (1920-1940) la cual se exhibe en el Museo Nacional de Arte (Munal), Evodio Escalante, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana campus Iztapalapa, comentó que la consolidación del estridentismo en México tuvo lugar en 1923, cuando sale a la luz la revista Irradiador, que se convertiría en un conglomerado de opiniones.
“Fue un proyecto efímero pero no por ello menos efectivo que denota las intenciones expansivas de la vanguardia iniciada por Manuel Maples Arce. La inaccesibilidad a la revista y que se considerara perdida tuvo por consecuencia que se ignore este primer momento de madurez de este movimiento de vanguardia”, explicó el profesor.
El también poeta señaló que la dupla que formaron el poeta, prócer del vanguardismo latinoamericano, y el artista plástico Fermín Revueltas, deja ver que el estridentismo no sería sólo un movimiento de literatos, sino un proyecto colectivo de vanguardia que incluiría a pintores, grabadores, escultores, músicos y fotógrafos. “La vanguardia tenía que ser aglomerante o no ocurriría”.
“La publicación es la primera de vanguardia en México lo que le otorga una dimensión histórica. Irradiador es una revista novedosa en el contexto nacional, con una ambición continental porque uno de los subtítulos era: proyecto internacional de nueva estética”, destacó Evodio Escalante.
Añadió que dicha publicación se concentró en la poesía y ensayo, pero que sorpresivamente desapareció en un momento en el que parecía que el estridentismo se consolidaba.
Para la académica Esther Hernández Palacios, el estridentismo no era una falacia. “Las propuestas de Manuel Maples Arce habían rebasado las fronteras, algo extraño sucedía para que fueran los extranjeros quienes valoraran e investigaran el movimiento”.
La investigadora refirió que en la revista Irradiador se abordaban dos temas principalmente: la arqueología y el petróleo, que de 16 páginas que integraban la publicación, siete estaban dedicadas a la poesía, y estaba dirigida a escritores y artistas visuales de la ciudad de México, así como a un pequeño círculo de personas interesadas en el arte y la pintura.
En su participación también se refirió a la revista Horizonte, dirigida por Germán List Arzubide. En la revista mensual, que duró de abril de 1926 a mayo de 1927, los estridentistas tomaron una postura abiertamente social con artículos y obras gráficas de franco apoyo a las clases obreras y campesinas de la Revolución en la que también se podía leer contenido poético y plástico de vanguardia.
“Alcanzó diez números, abordaba temas sobre el petróleo, la arqueología, la educación, educación física y el deporte. Reseñaba publicaciones relevantes en el campo literario, y tenía páginas que reproducen textos de literatura y poesía”, expresó la autora de Diario de una madre mutilada.
La cultura de consumo en la narrativa estridentista
Elissa Rashkin, investigadora de la Universidad Veracruzana, señaló en su ponencia que a pesar de las nuevas vertientes de investigación que se han abierto en años recientes, el tema de género sexual ha sido poco considerado en los estudios de estridentismo.
“La representación y reinvención de los papeles masculinos y femeninos, tanto en la literatura como en la vida cotidiana, fue un asunto fundamental en los años veinte que el estridentismo no pudo evitar”, señaló Elissa Rashkin.
La académica explicó que en aquellos años los hombres de la vanguardia optaron por la posición de que ser estridentista es ser hombre y que al defender así su masculinidad se plantearon la propuesta de incluir a las mujeres en la práctica pero no se les tomaba en consideración como actores sociales, sino como elementos de su propia autorrepresentación y construcción.
“A pesar de la marginalidad del sexo femenino en el movimiento estridentista, hay que señalar que las musas estridentistas eran elementos integrales del concepto de la modernidad. La señorita etcétera, de Arqueles Vela, los poemas de Maples, llegaron a erigir representaciones de la mujer como depositaria de los nuevos valores asociados con la expansión del capitalismo y la cultura de consumo”, explicó Rashkin.
La académica de la Universidad Sorbonne Nouvelle París 3, Florence Olivier, se refirió al texto La señorita etcétera, primera obra estridentista, creada por Arqueles Vela, y al relato Las manos de Mamá (1937) de Nellie Campobello, quien presenta a una mujer sola con sus hijos, trabajadora y resuelta, cortejada por capitanes galanes, erguida ante la adversidad en medio de la lucha revolucionaria entre las ciudades de Parral y Chihuahua.
Indicó que ambos relatos se fundan en la brevedad, la fragmentación, la condensación metafórica de la o las identidades de las apariencias, que buscan su modernidad narrativa en una libre alianza entre prosa y poesía en torno a una reinvención de lo femenino.
Por su parte, Rodolfo Mata, académico del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM habló sobre la relación entre la poesía estridentista y la pintura, tomando como ejemplo principal la obra El viajero en el vértice de Germán List Arzubide que incluye una serie de imágenes realizadas por Ramón Alva de la Canal.
La obra, una invocación de la amada y sus recuerdos, situada en escenarios urbanos poblados por artefactos tecnológicos y otros elementos identificados con el progreso como telégrafos, calles, escaparates, locomotoras, ondas de radio, explicó el académico fue reeditada por Luis Mario Schneider y publicada en El estridentismo. México 1921-1927 en el año 1985, pero se omitieron las imágenes y ello, dijo, alteró significativamente el acomodo del discurso poético.
Para Anthony Stanton, académico del Centro de Estudios Literarios de El Colegio de México, quien fungió como moderador, el estridentismo en las artes plásticas fue un capítulo olvidado por completo e indicó que dicho movimiento cultural no se puede entender sin reflexionar sobre lo que fue la vanguardia en México, sus múltiples y plurales expresiones.
El coloquio y la muestra son coordinadas por el Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, El Colegio de México y el Museo Nacional de Arte.