El puente de Rialto, el más antiguo y famoso de Venecia y una de las joyas arquitectónicas de la ciudad, será restaurado próximamente.
El puente presenta algunos problemas estructurales que hace dos años empezaron a despertar la preocupación de los expertos: en verano de 2011 se desplomaron cinco pequeñas columnas del barandal que da al palacio de los Camerlighi; una parte de la escalinata que asoma a la Alhóndiga de los Alemanes está ligeramente inclinada hacia el agua, y desde el vaporetto, el barco de pasajeros que recorre los canales, se observan grietas producidas por el agua de la lluvia.
Además, los tres millones de turistas que transitan cada año sobre el puente agravan la delicada situación de su estructura.
Bajo observación.
El puente de Rialto había sido restaurado parcialmente a finales del siglo XIX, y en 1970 se rehabilitó la parte superior. Antes de la nueva restauración se prevé dedicar un año a vigilar la evolución de la estructura del monumento, tanto sobre como bajo el agua, lo que permitirá controlarla y detectar un posible desplazamiento de sus extremos.
En una segunda fase se extraerán muestras de los cimientos para analizar posibles daños en las seiscientas columnas de madera en las que se apoya, de cuyo estado poco se sabe. El proyecto se prolongará al menos hasta 2016, y será largo y complejo.