El castillo de Cardiff asoma imponente bajo un cielo encapotado. Símbolo del viejo poder de Gales, contiene entre sus muros leyendas y episodios que explican la historia del Reino Unido. La estratégica posición del país, en ruta hacia Irlanda, atrajo sucesivas oleadas de viajeros y colonos cuya huella se aprecia en cientos de dólmenes, fortalezas, iglesias y minas reconvertidas en museos.
Siguiendo los pasos de peregrinos y conquistadores por acantilados y playas idílicas, entre valles siempre verdes o hasta los picos de sus oscuras montañas descubrimos la cautivadora herencia celta de la cuna de Merlín, la dinastía Tudor y el cantante Tom Jones.
De asentamiento romano a capital de Gales en 1955 y sede del Gobierno autonómico desde 1999, Cardiff (Caerdydd, en galés) se extiende junto al río Taff. El centro lo domina el castillo cargado de excentricidades neogóticas que el clan Bute cedió a la ciudad en 1947. Hacia el norte, el dragón de bronce de la cúpula del Ayuntamiento vigila el Museo Nacional –con una valiosa colección impresionista– y el Estadio del Milenio.
El siglo XXI ha revitalizado Cardiff y, ahora, los viejos muelles de carbón brillan como foco cultural y político mientras que un lago bordea los nuevos símbolos de la ciudad: los innovadores edificios de la Asamblea Nacional y el Centro del Milenio, en el que se representa ópera, danza y teatro.
Legado poético en Swansea
El 60% de los tres millones de habitantes de Gales se concentra en el litoral sudeste, desde la frontera con Inglaterra, en el río Severn, hasta Swansea. A una hora en tren o autobús desde Cardiff, la ciudad de Dylan Thomas (1914-1953) honra al poeta con un centro cultural en el barrio marítimo.
A los admiradores de Thomas les gustará pernoctar en su casa natal, en Cwmdonkin Drive, y acudir a los múltiples actos que Swansea ha previsto para celebrar el centenario de su nacimiento.
La ruta por el sur tiene una etapa ineludible en los acantilados de Gower, antes de enfilar hacia el espectacular Paseo
Costero de Pembrokeshire. Los 299 kilómetros del trayecto entre Amroth y St Dogma se pueden completar en doce días, aunque la belleza del entorno invita a prolongar la estancia. Tenby, con un castillo entre dos playas, es una buena base para explorar este parque nacional.
La caliza grisácea del acantilado adquiere tonos rojizos al avanzar hacia la playa de Barafundle, protegida del viento y con restos funerarios de la Edad del Bronce.
Poco después asoma Green Bridge, un arco de piedra sobre el mar, y los pináculos calizos de Elegug Stacks. En el castillo de Pembroke, en el interior de esta muela de tierra, nació Enrique Tudor, quien ganó la corona inglesa y sentó las bases de la Unión con Gales en 1536.
Desde los encantadores pueblos de Marloes y Martin´s Haven parten embarcaciones a las islas Skomer y Skokholm, santuarios de aves marinas.