México cuenta con una de las legislaciones más estrictas para el cultivo de organismos genéticamente modificados en el contexto global y con buenas perspectivas para la adopción de maíz transgénico, estimó el investigador del Centro de Ciencias Aplicadas y Desarrollo Tecnológico de la UNAM, José Luis Solleiro.
En la presentación del libro “Introducción al ambiente del maíz transgénico, análisis de ocho casos en Iberoamérica”, el académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) dijo que la plataforma regulatoria para el cultivo de organismos genéticamente modificados que hay en México es tan sólida como la de otras naciones.
Por ello, el coordinador de la publicación hizo un llamado a implementar una visión amplia que responda a los retos que hoy enfrenta el campo mexicano.
Y es que los agricultores señalan que los costos de producción aumentan, como en materia de insumos y combustibles, pero no pueden incrementar los precios de los granos porque salen del mercado, refirió el catedrático.
Expuso que tanto para grandes productores como para agricultores en países en vías de desarrollo, como México, la siembra de maíz con ventajas tecnológicas se ha convertido en un mejor negocio.
“Mientras México apenas evalúa de manera experimental y controlada la posible comercialización de maíz genéticamente modificado, otros países como Brasil, Colombia y Honduras, que son centro de origen o de diversidad genética, ya lo siembran para consumo humano, animal y procesamiento”, advirtió.
El libro “Introducción al ambiente del maíz transgénico, análisis de ocho casos en Iberoamérica” expone los casos concretos de cultivos en países cuyo nivel de desarrollo es similar al de México, como Argentina, Brasil, Colombia, Chile, España, Uruguay y Honduras.
A decir de Solleiro, la discusión del cultivo de transgénicos y su polarización radica, entre otros factores, en no distinguir en materia de productos agrícolas y en no analizar en el marco regulatorio entre productores agrícolas grandes y pequeños.
“No es lo mismo que se autorice un evento (de siembra) para Sudáfrica que en Estados Unidos, debemos evaluar cada caso para avanzar en la toma de decisiones; evitemos generalizaciones al momento de hablar sobre organismos genéticamente modificados, hay que analizar caso por caso”.
No se trata de tomar las mismas decisiones que en otros países, aclaró, es importante diferenciar por cultivo, por región y por zona para prosperar en este tipo de cultivos.
El investigador advirtió que si México no adopta el maíz genéticamente modificado, seguirá con la misma tendencia actual que es continuar como su importación.
“Con base en todos los resultados reportados, puede concluirse que la introducción de la semilla genéticamente modificada de maíz ha tenido un impacto económicamente favorable”, sostuvo.
En la actualidad, México cuenta con iniciativas y compromisos gubernamentales que se desarrollan a través de trabajo multisectorial, con el propósito de implementar políticas públicas viables en materia de biotecnología y bioseguridad.
En diciembre pasado, el Juzgado Federal Décimo Segundo de Distrito en Materia Civil en la Ciudad de México notificó que no se admitió la demanda civil en vía de acción colectiva, en la que diferentes grupos solicitaron que se reconociera como ilegal la liberación de organismos genéticamente modificados.
Esto, luego de que el 17 de septiembre de 2013, el citado Juzgado ordenara a las secretarías de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) y del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) la suspensión de actos tendientes a emitir permisos para siembra de maíz transgénico en México.
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