La exposición La Virgen de la Soledad en la Nueva España, que se exhibe en el Museo de El Carmen, está integrada por siete obras, entre pinturas y esculturas de los siglos XVII y XVIII, provenientes de las colecciones de cuatro recintos de la Ciudad de México, Coahuila y Puebla, además del Convento de San Joaquín, en el norponiente de la capital.
El recinto del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) continúa con el programa Gabinete de Estudio, a través del cual realiza una investigación sistemática para reflexionar sobre el contexto histórico y de producción de las obras de su acervo, a partir del vínculo con piezas de otras colecciones. En esta ocasión se dedica a la Virgen de la Soledad.
Las obras novohispanas que forman parte de la muestra “Si se pudiese vestir como viuda, de la manera que yo ando…” La Virgen de la Soledad en la Nueva España, proceden de los acervos del Museo de El Carmen, el Museo Nacional de las Intervenciones, el Museo Arocena de Saltillo, Coahuila; el San Pedro Museo de Arte de Puebla y del Convento de San Joaquín de la Ciudad de México.
La devoción a esta advocación mariana surgió en España a mediados del siglo XVI y se propagó en la Nueva España auxiliada por las representaciones pictóricas, en las cuales los artistas utilizaron técnicas para engañar al ojo con la ilusión de la tridimensionalidad, al plasmar en el lienzo la escultura de la madre de Jesucristo en un altar, flanqueada por ramos de flores y cortinas.
“Esta tipología mariana se originó en España a partir de la escultura tallada por el castellano Gaspar Becerra en 1565, para el Convento de la Orden de los Mínimos de la Victoria de Madrid, por indicaciones de la reina Isabel de Valois”, explicó Aurora Avilés, curadora de la exposición.
“La talla, desaparecida en 1936 a causa de un incendio, configuró un prototipo que fue profusamente repetido, siguiendo la idea de que las imágenes copiadas directamente del original adquirían la capacidad de obrar prodigios, aspecto que determinó sus modos de representación”, señaló la historiadora del arte e investigadora del Museo de El Carmen.
La devoción a la Virgen de la Soledad se propagó en la Nueva España y se arraigó sobre todo en las ciudades provinciales de Oaxaca y Puebla. Las pinturas novohispanas de esta advocación mariana eran representaciones exactas de la escultura española tallada por Becerra.
En los óleos sobre tela elaborados por el pintor Cristóbal de Villalpando, pertenecientes al San Pedro Museo de Arte de Puebla, y el anónimo que prestó el Museo Arocena de Saltillo, Coahuila, se plasmó la escultura de la virgen tal cual se encontraba en el convento madrileño, lo cual da cuenta de que los autores consultaron fuentes gráficas para la recreación pictórica.
La escultura original se vistió a la usanza de las viudas nobles castellanas, con manto negro, prendas monjiles blancas y un largo rosario colgado del cuello; además se le colocó una diadema de plata rematada con rayos y se dispuso sobre un pedestal en el que se leía en un cartel la palabra charitas (lema de San Francisco de Paula y los frailes Mínimos), flanqueada por cuatro ángeles que portan los instrumentos de la Pasión de Cristo, iconografía que hasta la actualidad define a la Virgen de la Soledad.
Los recorridos por la muestra y la explicación del Gabinete de Estudio estarán a cargo de la historiadora del arte Aurora Avilés, y se realizarán los días 23 de abril, 28 de mayo, 19 de junio, 24 de julio y 21 de agosto a las 17 horas, previa inscripción en el área de Difusión Cultural del recinto.
“Si se pudiese vestir como viuda, de la manera que yo ando…” La Virgen de la Soledad en la Nueva España permanecerá en el área del antecoro del Museo de El Carmen (Avenida Revolución 4 y 6, esquina con Monasterio, San Ángel, delegación Álvaro Obregón) hasta el 31 de agosto, de martes a domingos de 10 a 17 horas. Costo de entrada 48 pesos, acceso libre a estudiantes y maestros con credencial vigente, personas del INAPAM y niños menores de 12 años. Los domingos la entrada general es gratuita.