Río Rin…una travesia por las corrientes de la historia y la leyenda

Viajar por el Rin es adentrarse en un paisaje en el que se mezclan las corrientes de la historia y la leyenda. A la vez puente y frontera, sus caudalosas aguas fueron durante más de dos mil años una de las principales vías de comunicación e intercambio entre la Europa mediterránea y la septentrional.

Con sus meandros y suaves colinas sembradas de viñedos, sus villas medievales y los más de cuarenta castillos que se alzan en sus márgenes, el valle del Rin capturó la imaginación de escritores, pintores y músicos como Goethe, Victor Hugo, William Turner y Franz Liszt.

El inicio del viaje es Coblenza, ubicada en la confluencia del Rin y el Mosela, de ahí el nombre que le dieron los romanos: Confluentes. Primero hay que perderse por su casco viejo, trufado de joyas como la iglesia románica de St. Castor y su jardín de flores aromáticas.

Después resulta agradable pasear hasta la Deutsches Eck, una punta de tierra que marca el lugar donde los dos ríos se encuentran. Desde este mirador fluvial se divisa la ciudad y el castillo de Ehrenbreitstein, sede de un famoso festival de música en julio.

Siete kilómetros al sur, en la margen derecha del río, surge el imponente castillo de Stolzenfels. Erigido en 1249, quedó destruido tras la guerra de los Treinta Años (1618-1648) hasta que, en 1847, Federico Guillermo IV de Prusia mandó reconstruirlo y darle el actual aspecto neogótico.

Sus estancias de oscuros terciopelos y lustrosas armaduras producen una impresión de escena detenida en el tiempo. Desde las torres más altas se contemplan el valle y las colinas circundantes.