La cordillera de los Cárpatos abraza Transilvania, una región de bosques, pueblos tradicionales y castillos impregnados de leyendas, como la de Vlad Tepes (1431-1476).
La historia de este sombrío príncipe rumano –apodado «el Empalador» por su crueldad, pero considerado héroe nacional por sus gestas militares– inspiró al irlandés Bram Stoker la novela Drácula (1897), llevada al cine en muchas ocasiones.
El protagonista del libro es el eje de una popular ruta que se inicia en la medieval Sighisoara, donde la casa natal de Tepes acoge hoy un mesón.
Siempre hacia el sur, la huella del príncipe aparece en la amurallada Brasov y en el castillo de Bran (XIV), erigido sobre un risco desde el que se vigilaba el paso fronterizo del sur de los Cárpatos.