Considerado el único altar novohispano que se conserva en Colima, el retablo de la Virgen María del templo de San Felipe de Jesús fue intervenido por especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), quienes le devolvieron su magnificencia y esplendor. La obra anónima de estilo barroco, construida probablemente a principios del siglo XVIII, se alberga en el muro testero de la parroquia de San Felipe de Jesús, conocida como El Beaterio.
El objetivo del proyecto, encabezado por la Coordinación Nacional de Conservación de Patrimonio Cultural (CNCPC) del INAH, fue conservar y restaurar el retablo de madera dorada —de 4.83 metros de alto por 4.28 de ancho—, así como seis esculturas ubicadas en sus nichos, flanqueados por columnas salomónicas: San Pedro, San Pablo, San Juan Bautista, San José con el Niño, la Virgen con el Niño y el Padre Eterno.
La obra presentaba afectaciones derivadas de su desarmado en varias ocasiones para su traslado a diversos lugares, lo que ocasionó la pérdida de elementos estructurales y modificaciones; su primera sede fue el Seminario Diocesano de Colima y, más tarde, en los setenta, el templo de San Felipe de Jesús, donde permanece hasta nuestros días.
Pablo Vidal Tapia, restaurador perito adscrito a la CNCPC, informó que como parte del proyecto se hizo la reposición de las piezas estructurales faltantes, las cuales se elaboraron con madera de cedro. Además se eliminaron los ‘parches’ o enlenzados que cubrían el 80 por ciento de los nichos; se consolidó la madera carcomida y se le colocaron injertos. Igualmente, especialistas de la CNCPC fumigaron el retablo para erradicar termitas.
Posteriormente, se ahondó en el tratamiento de la policromía: el fijado del dorado, la limpieza especializada de la lámina metálica, y resane de faltantes y eliminación de repintes en el caso de las esculturas, lo que permitió recuperar la policromía estofada y encarnados originales.
En la etapa final, se armó y ensambló el retablo de acuerdo con su técnica de manufactura y los indicios de ensamble existentes, recuperándose su sistema constructivo original. En el desarrollo del proyecto participó la Sociedad Defensora del Tesoro Artístico de México (Sodetam) Capítulo Colima.
Todos los trabajos anteriores respondieron a revertir las afectaciones que tenía la obra por la gran cantidad de intervenciones pasadas, tales como los enlenzados que presentaba en la parte de atrás, es decir, telas adheridas a los nichos para cerrar las uniones de madera, que al ser removidas evidenciaron el deterioro de la madera.
“Faltaban partes como los largueros y las trascolumnas que van por la parte posterior de las columnas salomónicas, obligando a que las piezas se adosaran directamente al muro como unidades independientes, sujetas con cables de acero. En consecuencia, el retablo no estaba ensamblado, y sus piezas estaban desalineadas”, detallo Pablo Vidal.
Asimismo, se detectó una mutilación en el remate, que en el pasado le hicieron para darle forma de medio punto y adaptarlo a algún espacio arquitectónico, mientras que los tableros laterales labrados del remate fueron recortados, detalló el coordinador de la restauración, al abundar que también tenía un recubrimiento de barniz de alto espesor y zonas redoradas, como en el nicho central. Respecto a las seis esculturas, tenían deterioros provocados por insectos, además del repinte total de su policromía estofada y encarnada.
“La parroquia de San Felipe de Jesús tiene una notable actividad, y en el templo se realizan muchas ceremonias religiosas; es un monumento histórico y artístico que mantiene viva su función social en Colima”, concluyó el restaurador.