En México, en una escala del uno al 10, el promedio de satisfacción con la vida en general es de 8.53 y 82.3 por ciento de la población está netamente satisfecha con su vida y sólo 17.5 por ciento, una de cada seis personas, está insatisfecha, según datos de la Encuesta Nacional sobre Satisfacción Subjetiva con la Vida y la Sociedad, dado a conocer en un comunicado.
El estudio, realizado por el Seminario Satisfacción Subjetiva con la Vida y la Sociedad (SAVISO), con sede en el Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM, establece que el promedio de felicidad es de 8.53.
En la presentación de la Encuesta ante los medios de comunicación, el secretario Técnico del Seminario, Roberto Castellanos, explicó que, en general, el promedio de satisfacción de los hombres con la vida es ligeramente mayor al de las mujeres, con 8.62 contra 8.45, respectivamente.
En cuanto a la edad, los grupos entre los 18-29 y 30-44 años son los únicos que están por arriba del promedio nacional, con 8.62 y 8.57, respectivamente, en una escala del uno al 10. En forma paulatina disminuye hasta 8.35 entre las personas de 60 años y más.
“A escala internacional se observa que el promedio se recupera hacia los últimos años de vida, pero para el caso de México no se aprecia de esa manera”. En cuanto al estado conyugal, los viudos resultan tener el nivel más alto de satisfacción con la vida, con 8.82. Les siguen los casados, con 8.61, y quienes viven en unión libre, con 8.55, refirió el investigador.
La encuesta, levantada en todas las entidades del país –dividida en las regiones norte, centro, sur-sureste y zona metropolitana de la ciudad de México– entre mayo y junio del año pasado, también indica que 61 por ciento de las personas están insatisfechas con su vida afectiva.
Las mil 200 entrevistas (300 en cada región) muestran, entre otros datos, que 41.4 se declara insatisfecho con la situación económica, que casi 25 por ciento no considera que las personas se traten como iguales en sus ciudades, y que aproximadamente 80 por ciento de la población considera que el gobierno nunca o pocas veces lo toma en cuenta para tomar decisiones.
En tanto, René Millán, coordinador del SAVISO, sostuvo que no se puede seguir pensando que el bienestar de las personas, concreto, cotidiano, del día a día, es un derivado automático del mero crecimiento económico, sino que hay un conjunto de variables adicionales, que pueden ir desde la seguridad hasta la parte afectiva.
Eso, aseguró, supone implantar un tema nuevo e intentar introducir criterios distintos en la definición de políticas públicas.
En el Seminario se ha cumplido la etapa de medición; ahora, “entramos en la siguiente, que consiste en elaborar, con base en los datos que se reúnan, políticas que tengan que ver con tiempo libre y salud, entre otros factores”.
El bienestar social, explicó el también integrante de la Junta de Gobierno de la UNAM, es un indicador complementario para el entendimiento del progreso, que se mide con dos variables: satisfacción con la vida y felicidad.
Es una dimensión que permite comprobar qué tan efectivo es el progreso para el beneficio concreto de individuos o personas, porque ése debe ser el fin último de todo avance social.
“Para México tenemos un promedio de satisfacción sorprendente y relativamente alto”.
Varía por sexo, estado conyugal, edad e ingreso. Este último es un aspecto importante: sólo a partir de cinco mil pesos se alcanza o sobrepasa el promedio de satisfacción nacional; aquellos que ganan menos tienden a estar por debajo de la media.
En tanto, Manuel Perló, director del IIS, explicó que a poco más de un año de creación, el Seminario ha tenido una actividad incesante, como la realización de esta encuesta, a la que calificó como un hito de conocimiento importante. Se trata de un trabajo precursor en una temática fundamental que no se ha elaborado en el país.
Si se mantiene la producción de esta información, se podrá generar una línea de conocimiento de la sociedad: qué piensan los mexicanos acerca de sí mismos, de sus instituciones y de su vida cotidiana, concluyó.
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