Inspiradas obras de ingeniería que de su útil cometido han pasado a ser contempladas como obras de arte. Los romanos fueron quienes llegaron a la excelencia en la construcción de un sistema de intrincados canales, grandes puentes que salvaban barrancos y túneles que horadaban montañas para abastecer de agua a sus poblaciones. Hoy podemos apreciar muchos ejemplares bien conservados de aquellos acueductos y de otros que se han levantado a lo largo de la Historia siguiendo la estela de los constructores romanos.
Pont du Gard, Aveyron. Francia. Construido por los romanos en el siglo I, tiene tres alturas, la inferior con seis arcos, once el nivel medio y treinta y cinco el superior que alcanza una longitud de 275 metros. Unas de las peculiaridades de esta magnífica obra es que fue levantada sin argamasa, se utilizaron grapas de hierro para unir los grandes bloques de piedra, algunos de los cuales llegan a pesar hasta siete toneladas. Desde 1985 está considerado Patrimonio de la Humanidad. Se halla entre las poblaciones de Aviñón y Nimes, en el sur de Francia.
Acueducto de Segovia, Segiovia. España. Único y magnífico, afirman en Segovia y no les falta razón. El acueducto es una de las obras más soberbias que los romanos dejaron repartidas por su vasto imperio. Fue construido para conducir hasta Segovia el agua de la Sierra en el siglo I. Está formado por 167 arcos y sillares unidos sin ningún tipo de argamasa, su imagen atravesando el centro de la ciudad es impresionante.