A menos de un mes de que se celebren las elecciones intermedias en México, un político ha asomado la cabeza desde lo más profundo de la caverna. El candidato conservador Jorge Camacho comparó en un acto de campaña las encuestas cocinadas por sus contrincantes con el dominio que ejercen los hombres sobre las mujeres: «¿De quién son las mujeres?, de sus maridos, ¿y quién las trabaja? pues uno (…) las encuestas son de quien las paga» -según nota de El PAÍS-.
El exabrupto le ha valido a Camacho la condena y la reprimenda pública del Instituto Nacional de las Mujeres. El organismo público considera que sus declaraciones son parte «de una cultura misógina» y constituyen «un atentado contra los derechos humanos». El candidato del Partido Acción Nacional (PAN) a la gobernatura de Guerrero, un Estado pobre y violento del sur del país, dijo en Twitter que sus declaraciones habían sido malinterpretadas.
El candidato, de 47 años, se expresó así durante un evento en Guerrero, el lugar en el que desaparecieron los 43 estudiantes en septiembre del año pasado. Camacho quiso restar valor a las encuestas que días antes había presentado una rival que supuestamente le lleva la delantera. En ese momento fue cuando hizo la desafortunada comparación. «Yo tengo las mías y voy ganando. A huevo, el que paga manda», prosiguió su discurso, según recoge el periódico La Jornada de San Luis.
Envalentonado, el candidato también dijo que como gobernante no se ocupará de buscarle marido a las mujeres solteras: «En lugar de facilitarles la vida (el matrimonio) se les va a dificultar. Porque van a tener que lavarle los calzones y la ropa». Antes de entrar en política, Camacho fue atleta y comentarista deportivo en un programa muy popular de Televisa, El Mañanero, presentado por el payaso Brozo.
Camacho no está solo. Su colega de partido, el senador Víctor Hermosillo, aprovechó un acto antiabortista para cargar contra la libertad de las mujeres. Hermosillo sostuvo, convencido, que vivimos una crisis de valores y que para superarla había que sancionar a quienes rompan el matrimonio: «Si te divorcias al primer año, [propongo] que regrese la lana que tus padres gastaron en la boda. A los dos años regresas el 80% y a los cinco años pues ya se depreció lo que se gastó».
«Estas ideas no solo son parte de una cultura misógina, también demuestran la falta de conciencia y un inexistente respeto hacia las mujeres, quienes no están obligadas a llevar a cabo labores domésticas ni de cuidados, por tener una pareja, ya que las responsabilidades deben ser compartidas y asumidas en igualdad de condiciones», argumenta el Instituto de las Mujeres en un comunicado. En México, el 56% de las mujeres considera que no se respetan sus derechos.