Orcas…amor al mar abierto, la caza, la vida, sagacidad y alegría

En la literatura occidental no hay orcas. A pesar de su aspecto de criatura mítica –un cuerpo lustroso, los colores del oso panda y una sonrisa de dientes cónicos–, no figuran en la lista de personajes de nuestras grandes novelas. No hay una orca equivalente a Moby Dick, la gran ballena blanca.

Sin embargo, muchos de nosotros tenemos una imagen de ellas, formada a partir de vídeos de espectáculos en los delfinarios: orcas que descri­ben círculos interminables en minúsculas piscinas o que saltan en el aire para entretenernos.

Algunos creen que esta vida triste y limitada causa en las orcas cautivas un trauma psicológico. Y eso parte el corazón, porque cuando las ves en su entorno natural, percibes todo aquello que jamás podrá apreciarse en un espectáculo: su espíritu y sagacidad, su alegría y astucia, su amor por el mar abierto, la caza, la vida.