La Tierra Santa es el nombre con el que se conoce a las localizaciones en donde se desarrollaron los hechos bíblicos del Antiguo y Nuevo Testamento.
Durante años ha sido objeto de estudio de numerosos cartógrafos y aún hoy sigue siendo motivo de disputas y guerras.
Sobre todo en los alrededores del río Jordán, donde se encontraban Galilea, Judea, Samaria y Perea y que en la actualidad pertenecen a Palestina, Israel, Jordania y Siria.
Según los mapas bíblicos, como los presentados por el cartógrafo Philippe de La Rue en 1651, a la lista habría que añadir otros dos países: Egipto y Turquía, donde también se desarrollan importantes episodios de las Sagradas Escrituras.
La ruta la comenzamos en Belén, Palestina.
Aquí es donde se encuentra la basílica de la Natividad, la iglesia levantada sobre la cueva donde nació Jesús de Nazaret según la tradición católica.
Muy cerca de esta basílica se puede observar la gruta de la Leche, donde la familia de Jesús se refugió cuando huían hacia Egipto. Otros de los lugares sagrados que encontramos en Palestina son la ciudad de Jericó, una de las más antiguas que fue habitada por los cananeos; y Hebrón, donde están enterrados Abraham y otras figuras del Antiguo Testamento.