El pasado 27 de febrero, una misión científica a bordo del Okeanos Explorer, un antiguo buque de la Marina de los Estados Unidos, realizó exploraciones a más de 4.000 metros de profundidad al noreste de la isla Necker, en el archipiélago de Hawái, según informa Michael Vecchione, de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos.
El Deep Discoverer, un vehículo submarino no tripulado, se sumergió para rastrear el fondo marino y buscar una posible conexión entre la isla Necker y la cresta de Necker, un accidente geográfico estrecho y de más de 600 kilómetros de largo.
El robot submarino descendió hasta los 4.290 metros y sobre una roca plana detectó algo que dejó perplejos a los científicos.Un pulpo pequeño, de un blanco deslumbrante en contraste con el negro abismal, movía mansamente sus tentáculos sobre la roca.
El octópodo, bautizado como «Casper» por su apariencia fantasmal, pertenece a una especie que no había sido descrita hasta la fecha. Sus características son propias del suborden Incirrata, pues su aspecto es similar al de los pulpos de aguas poco profundas, sin grandes membranas ondulantes ni las típicas aletas parecidas a orejas, propias del suborden Cirrata.
«Tras observarlo atentamente contacté con mis colegas Louise Allcock, actualmente en un barco británico cerca de la Antártida, y con Uwe Piatkowski, de Alemania. Estaban de acuerdo en que era algo inusual y que se encontraba a una profundidad récord para ser un octópodo incirrado», concluye Vecchione.