Sin duda es necesario generar un marco jurídico acorde al proyecto de gobierno de Alejandro Ismael Murat Hinojosa, quien el primero de diciembre próximo rendirá protesta como Gobernador Constitucional del Estado Libre y Soberano de Oaxaca…Más bien, es ineludible generarlo acorde a esta entidad, donde no nació, ni creció, ni vivió; circunstancia que lo obliga a legitimarse más allá de una resolución jurisdiccional a modo.
Por eso es primordial que el marco jurídico, de base para su gobierno, responda a la realidad social, política, económica y cultural de la entidad, así como a los anhelos democráticos de las y los oaxaqueños. Hacerlo a la inversa generará conflictos y golpeteos innecesarios.
Mírese el espejo del Presidente de México, Enrique Peña Nieto, cuyas reformas estructurales, si bien tienen su lado bueno, están en riesgo de fracasar por diversos factores, entre ellos: Falta de consenso social y político, y por una planeación desde el escritorio sin atender a la realidad; característica de los tecnócratas y de los golden boys mexiquenses.
Y el mal humor de los mexicanos empieza a convertirse en ira irrefrenable, que ya tuvo su primer costo electoral el cinco de junio pasado, y viene el segundo en el 2017, y la puntilla en el 2018. Entonces, los proyectos metidos con calzador, ni siquiera tienen buenos réditos electorales, ni bonos democráticos duraderos.
¿A qué viene el contexto? A que en el equipo de Alejandro Murat, Gobernador Electo de Oaxaca, dentro del paquete de reformas básicas para el arranque del próximo gobierno, planean algunas francamente innecesarias. Como, por ejemplo, dar reversa a las disposiciones constituciones que obligan al gobernador a enviar al Congreso del Estado el nombramiento de los Secretarios de su gabinete para su correspondiente ratificación por el pleno legislativo.
¿De quién es la flamante idea? ¿De algún despacho foráneo contratado específicamente para elaborar los proyectos de las reformas básicas oaxaqueñas? ¿O de integrantes de la fracción parlamentaria del PRI en la actual Legislatura local? Porque ésta hará las reformas elementales para el arranque el gobierno de Alejandro Murat.
Ciertamente, la ratificación de los Secretarios del gabinete por parte del Congreso del Estado es una las reformas impulsadas por Gabino Cué Monteagudo cuando llegó como Gobernador de Oaxaca, planteada como parte del andamiaje jurídico para la transición democrática; que ésta no haya funcionado del todo, es otra cosa. Pero la ratificación forma parte de los contrapesos necesarios en una normalidad democrática.
Incluso, el esquema existe en el orden federal. Entonces, ¿por qué dar reversa a nivel local? Hacerlo proyectaría un regreso al autoritarismo, atribuible no a los diputados y diputadas de la actual fracción parlamentaria del PRI, sino a Alejandro Murat, porque finalmente es su jefe político y los priistas solamente obedecen.
¿Y hay necesidad del conflicto y del golpeteo? ¿Por qué un político relativamente joven como él reproduce esquemas de política arcaica? ¿Alguien está atrás de él?
Los muratistas tampoco pueden borrar de un plumazo todas las reformas impulsadas por Gabino Cué, las cuales tienen su lado bueno. Más bien, deberían perfeccionar algunas porque francamente fueron letra muerta; la Legislatura anterior metió la mano en las iniciativas y las deformó.
Por ejemplo, en el caso de las llamadas figuras de participación ciudadana: Plebiscito, referéndum y revocación de mandato, cuyos requisitos y procedimiento las hicieron inaplicables. Tanto así, que cuando hubo necesidad de someter al escrutinio público la construcción del Centro Cultural y de Convenciones de Oaxaca, no había figura que embonara, y los dóciles consejeros del OPLE se vieron obligados a inventar una “consulta ciudadana”.
En fin, retomando el tema: De hecho, la bancada priista en la Legislatura local ya dio pie al golpeteo hacia Alejandro Murat, con las reformas aprobadas la semana pasado: La que muda la facultad del Legislativo al Ejecutivo para el nombramiento de los administradores municipales, y la que aumenta el número de diputados de 2 a 5 para integrar una fracción parlamentaria en detrimento de las minorías y su derecho de asociación en una Legislatura de 42 diputados, no de 500 como la federal.
El aumento del umbral para integrar bancada fue propuesta del diputado Jaime Bolaños Cacho, de la fracción parlamentaria del PRD, aunque en los corrillos legislativos se comenta que la iniciativa tiene su origen en diputados priistas, y de pronto aparece Jaime con su “albazo” legislativo votado, incluso, por “urgente y obvia resolución”, cuando no hay urgencia.
El caso es que, las dos reformas ocasionaron un golpeteo hacia el gobernador electo, a quien la opinión pública atribuyó los “albazos legislativos” dados en el contexto de la elaboración del marco jurídico base de arranque de su gobierno. ¿Eran necesarios? Ni siquiera la mudanza del negocio de los administradores municipales, figura que suple al presidente municipal cuando hay nulidad de la elección, por ejemplo.
Los administradores municipales se han convertido en negocio propio de quienes los encarnan o de quienes los nombran, porque tienen a su disposición los recursos y bienes del ayuntamiento; además han funcionado como parte de estructuras electorales. El que el Poder Legislativo le haya cedido al próximo gobernador nombrar a los administradores, representa entregarle el control municipal.
Retomando el tema de la ratificación de los Secretarios, ¿por qué temerle? ¿O acaso Alejandro Murat prevé nombrar personas sin perfil? En Oaxaca el horno no está para bollos.
CAROL, ¿SE QUEDARÍA EN EL PAN?
“Cuando el río suena, agua lleva”, dice el conocido refrán. Y en los corrillos legislativos anda un run run sobre la posibilidad de que Carol Antonio Altamirano se quede como integrante de la fracción parlamentaria del PAN en la próxima Legislatura, tal y como aparece registrado ante el Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana de Oaxaca (IEEPCO).
No obstante de que Carol ya hasta emitió un comunicado echándose un montón de flores, y en el cual afirmó que formará parte de la bancada del PRD, partido donde milita, y cuya dirigencia estatal botó para irse como candidato del PAN; ciertamente dentro de una coalición de partidos, pero Antonio Altamirano miró más su beneficio propio.
Y bueno, como dice otro refrán: “Del dicho al hecho, hay mucho trecho”. A ver qué pasa de aquí al 13 de septiembre en que se instala la nueva Legislatura, donde Carol ingresará como diputado del PAN, aunque después se mude al PRD.
Pero, como les platico, hablan de la posibilidad de que no exista tal mudanza.
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