El legado de la esclavitud en Estados Unidos continúa siendo un serio reto, ya que no se han materializado compromisos concretos dirigidos a reconocer y ofrecer desagravios a los afroamericanos.
Así lo afirmó Ricardo Sunga, el académico filipino que preside el Grupo de Trabajo de Naciones Unidas sobre los Afrodescendientes.
Sunga ofreció hoy en la ONU un resumen sobre una visita realizada en enero pasado a Estados Unidos en respuesta a una invitación oficial de sus autoridades.
Afirmó que durante su recorrido por Washington D.C., Baltimore, Chicago y Nueva York, entre otras ciudades, para evaluar la situación de la afrofobia y la discriminación racial, el grupo constató que, a pesar de los cambios logrados desde el fin de las leyes Jim Crow y de la lucha de los derechos civiles, persiste la discriminación contra esas personas.
“Hay diferencias en casi todos los indicadores de desarrollo humano, y los afrodescendientes llevan la peor parte, desde la esperanza de vida, hasta la educación, el acceso a la vivienda, el empleo y la seguridad alimentaria, si se comparan con el resto de la población estadounidense”, apuntó el académico.
Consideró que el nivel de discriminación estructural que existe crea barreras para que esas personas puedan ejercer plenamente sus derechos humanos.
Sunga señaló que también plantearon a las autoridades estadounidenses sus serias preocupaciones por las muertes de afrodescendientes a manos de la policía, por la presencia policial en las escuelas y por la violencia contra las comunidades afroamericanas, así como por la impunidad y la predisposición que sufren en el sistema judicial.
“La encarcelación masiva y la criminalización de la pobreza afecta de manera desproporcionada a los afroamericanos”, dijo.