Satanizados en los últimos 12 años por sus propios compañeros priístas, cuatro ex gobernadores oaxaqueños emanados del PRI atestiguaron, alegres y desafiantes, la llegada de la alternancia que puso fin a 80 años de administraciones priístas en Oaxaca.
Con su presencia, Pedro Vásquez Colmenares, Jesús Martínez Álvarez, Heladio Ramírez López y Diódoro Carrasco Altamirano se convirtieron en el emblema de los nuevos tiempos de la “reconciliación” que, de forma inédita, empezó a escribirse ayer en la historia de la entidad.
Oaxaca, con sus tres y medio millones de habitantes, indígenas la gran mayoría, último lugar en educación y salud y con siete de los 15 poblados más pobres del país, vivió ayer una jornada intensa con el cambio de gobierno.
Fuera del recinto legislativo, donde el nuevo gobernador ofrecía el combate contra la impunidad y la corrupción, miles de voces exigían justicia. A lo lejos, en el zócalo, 70 mil maestros mostraban el músculo.
Cuatro años después de aquellas jornadas de protestas callejeras, cuando la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) demandaba la caída del ahora ex gobernador Ulises Ruiz Ortiz, la herida continúa abierta. ¡Justicia!, sigue siendo la exigencia principal.
Camino al encuentro con la historia en la sede del Congreso local, podían leerse las consignas escritas con piedra pintada de cal sobre los cerros pelones que rodean a la capital. “Cárcel para los asesinos”.
Los ex gobernadores, entre ellos Diódoro Carrasco, expulsado del PRI durante el régimen del mandatario priísta José Murat, por separado le deseaban éxito a Gabino Cué, “para que le vaya bien a Oaxaca”.
Cué Monteagudo rindió protesta ante un Congreso donde el PRI ya no es mayoría y cuya mesa directiva es encabezada por Eufrosina Cruz Mendoza, a quien hace tres años le negaron el derecho a competir por la alcaldía de Quiegolani.
Representantes de las 16 etnias oaxaqueñas y la comunidad afromestiza se hicieron presentes más tarde en el viejo palacio de gobierno para entregarle el simbólico bastón de mando y pedirle que gobierne para los marginados.
Oaxaca vivió simultáneamente las protestas de siempre:
Los indígenas del Movimiento Unificador de Lucha Triqui Independiente (MULTI), desplazados de San Juan Copala, siguen en el plantón. El Movimiento Unificador de Lucha Triqui (MULT) marchó para pedir esclarecimiento del asesinato de su líder Heriberto Pazos.
Los trabajadores de la educación, liderados por Azael Santiago Chepi, exigieron que el ex gobernador Ulises Ruiz sea llevado a la justicia y le advirtieron a Cué que no aceptarán en el gabinete “a personeros” de la lideresa del SNTE, Elba Esther Gordillo. Los llamados grupos radicales de la APPO también marcharon por su lado hasta el zócalo capitalino.
Agencia El Universal