Y AMLO le debe Mucho a Oaxaca
En la elección de Presidente de la República de julio pasado, Oaxaca aportó a José Antonio Meade kuribreña solamente un aproximado de 290 mil 268 votos como abanderado de la coalición “Por México al Frente”, integrada por los partidos Revolucionario Institucional (PRI), Verde Ecologista de México (PVEM) y Nueva Alianza (Panal).
Mientras que a Andrés Manuel López Obrador le aportó generosamente alrededor de 1 millón 67 mil 384 votos como candidato de la coalición “Juntos Haremos Historia”, conformada por los partidos Movimiento Regeneración Nacional (Morena), del Trabajo (PT) y Encuentro Social (PES).
O sea, López Obrador arrasó en el otrora bastión priista.
De hecho, desde el 2012 AMLO conquistó a la mayoría del electorado oaxaqueño cuando como abanderado presidencial por la coalición “Movimiento Progresista” (PRD-MC-PT) ganó la votaciones en la entidad haciendo efecto en el resto de las elecciones y tal alianza ganó las dos senadurías de mayoría y 10 de las entonces 11 diputaciones federales.
En las elecciones del 2016 de gobernador y diputados, en su primera competencia local Morena per se quedó como segunda fuerza electoral (aunque en el frente a frente de las coaliciones, la perredista-panista ocupó ese sitio).
Y como resultado de los recientes comicios concurrentes de julio pasado, Morena ganó las 2 senadurías de mayoría y carro completo en diputaciones federales, y AMLO se quedó con 32 (de 42) diputaciones locales: 26 de Morena, 3 del 3 del PES (incluida la permuta de curules entre los “coalicionistas”).
Vaya, Oaxaca ha sido una entidad tan generosa con AMLO que el gobierno de Alejandro Murat Hinojosa no le ha puesta ninguna traba desde cuando se conoció el resultado oficial de la elección presidencial del 2018. Es mas, ni el PRI le quiso hacer competencia; de por sí Morena le iba a ganar, pero el priismo de plano se dejó arrollar.
En ese contexto cabe decir entonces que Andrés Manuel López Obrador tiene una gran deuda con el estado de Oaxaca, donde los indígenas y la población de zonas en pobreza y pobreza extrema ciegamente le dieron su voto, además de buena parte de la clase rica.
Y el contexto viene a colación en ocasión del Segundo Informe del gobernador Alejandro Murat, quien ha dicho estar preparado para trabajar con AMLO. Falta ver que éste piense lo mismo y lo haga.
De entrada hay bueno signos, pues en sus visitas a Oaxaca el Presidente Electo ha mostrado disposición de mantener buena relación con la administración local.
Pero los diputados que acaban de asumir como integrantes de la LXIV Legislatura del Congreso del Estado parecen actuar en sentido contrario: En la misma instalación los “coalicionistas” (Morena-PT-PES) le agandallaron al PRI la presidencia de la Mesa Directiva y mantuvieron la incertidumbre para la recepción del Segundo Informe.
Aunque el diputado morenista Othón Cuevas adelantó una actitud republicana de su bancada en la apertura del periodo ordinario de sesiones de la LXIV Legislatura Local este 15 de noviembre, en cuya sesión el gobernador presenta el informe: Por escrito o en forma personal, según prefiera en las opciones que le da la Constitución.
Y más allá de las acciones de gobierno realizadas, los oaxaqueños quieren saber la suerte de Oaxaca en los años por venir: Cuáles son los proyectos de Alejandro Murat claros y reales, cómo va a trabajar con Morena y con AMLO y éstos cómo van a colaborar con la administración estatal.
Porque se trata de Oaxaca, su estado de origen o el cual les ha dado todo lo que son. No se trata de proyectos políticos. Sin embargo, ya los morenistas entre sí y éstos con los petistas andan en plena pugna por ver quién se proyecta como candidato o candidata a la gubernatura para suceder a Alejandro Murat.
Ya ni los priistas, que también andan en su luchita, pero de manera más recatada que los morenistas y demás coalicionistas. Cuatro de ellos y ellas son, por ejemplo: El senador Salomón Jara Cruz, la senadora Susana Harp, la próxima coordinadora del gobierno federal Nancy Ortiz y el diputado federal Benjamín Robles Montoya (éste, petista).
En fin. Por lo pronto, Alejandro Murat se reunió ayer con los diputados federales de Oaxaca (todos de oposición a su partido, el PRI) para sumar esfuerzos a fin de conseguir un mayor presupuesto para la entidad.
Seguramente por eso pelearán los legisladores oaxaqueños en la Cámara Baja. Lo incierto es si de una vez etiquetarán el presupuesto para que las dependencias del gobierno local solamente sean ejecutoras, o lo dejarán libre a la administración alejandrista.
Y ahí vendrá el choque, o por lo menos las dificultades para el gobierno de Alejandro Murat en Oaxaca, donde, ciertamente como él dice, hay paz…diríamos que relativa paz en comparación a los días aciagos en el sexenio de algunos de sus antecesores, incluido Gabino Cué, el mandatario de “izquierda” que no supo gobernar.
Otro choque puede venir cuando la figura de la Súper Delegación Federal (que más bien será una Coordinación) se contraponga al quehacer correspondiente a la administración local y a la autonomía municipal. Aunque Alejando Murat per se no tiene conflictos mayúsculos con la oposición.
Quien sabe si los tenga cuando los legisladores locales “coalicionistas” concreten la demanda de la Sección 22 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE): Aprobar el Plan Estatal para la Transformación de la Educación de Oaxaca (PTEO).
Imagínense, alrededor del 90% del presupuesto oaxaqueño se va en la nómina magisterial y ya etiquetado.
En fin, en el Segundo Informe de Alejandro Murat, más que recuento de acciones, buena parte de los habitantes de la entidad esperan el mensaje político y las acciones inmediatas sin más dilaciones en el contexto del co-gobierno con AMLO.
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