Hace muchísimo tiempo terminó la era de los políticos afables, educados y con doctrina partidista; incluso, lo eran quienes no habían cursado una carrera y hasta los generales que llegaron a ser Presidentes de México.
Tenían trato amable y conciliador, no solo para las disidencias internas, sino también para la oposición y si bien, con la fuerza mayoritaria, sometían a las mayorías, también las hacían partícipes en pequeños espacios de poder.
Los tiempos han cambiado; ahora vemos políticos déspotas, mal hablados, sin doctrina ni convicción ideológica, autoritarios, mal educados y sin conocimientos en ciencias políticas, parlamento y administración pública.
Vaya, en algunos casos ni la práctica logra formarlos, así provengan de posgrados en Harvard, de organizaciones sociales o de círculos de “intelectuales”. Y a veces éstos últimos desafortunadamente son los más mal educados, despilfarradores y se toman muy en serio la bohemia de afición.
Claro, son casos excepcionales. Pero ahí está de cuerpo entero Francisco Ignacio Taibo Mahojo, más conocido como Paco Ignacio Taibo II, nacido en Gijón, Asturias el 11 de enero de 1949 y naturalizado mexicano el 4 de abril de 1984; es escritor, “político” y activista sindical.
Según da cuenta la enciclopedia libre Wikipedia, dicho personaje en 2012 se desempeñó como secretario de Arte y Cultura del Comité Ejecutivo Nacional del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y es conocido por sus novelas policíacas.
Quien sabe cuánto le debe Andrés Manuel López Obrador a Paco Ignacio Taibo II, que en octubre pasado lo anunció para Director del Fondo de Cultura Económica en su gabinete a partir del primero de diciembre del 2018; o sea, a partir de este sábado. Aunque en la víspera había freno a la reforma para posibilitar el nombramiento.
Y freno, no precisamente por el origen extranjero del “escritor”, condición que le impedía convertirse en servidor público aún siendo mexicano por naturalización, sino por la desafortunada frase expresada durante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara al ser cuestionado sobre el dictamen que pretende modificar la ley de paraestatales para hacerlo elegible.
Y entonces dijo: “Lo aprueba el Senado, lo manda a la Cámara de Diputados, y si todavía no pasa para el lunes, habrá un edicto del Presidente nombrándome encargado del despacho mientras sale la ley. Sea como sea, se las metimos doblada, camarada”.
En México, la frase “se las metimos doblada”, lleva un doble sentido; incluso, relacionado con sexo. Y Paco Ignacio Taibo II lo sabe perfectamente porque desde casi adolescente creció en nuestro país, donde su padre Paco Ignacio Taibo se exilió en 1959 (éste era socialista).
Habría que preguntar a Taibo II ¿a quién “¿se las metieron doblada?”? ¿Al pueblo de México, pues al fin y al cabo que le importa si ni mexicano de nacimiento es? ¿A las legisladoras y legisladores del Congreso de la Unión, pues son a quienes compete aprobar las reformas para permitir a un naturalizado ejercer cargos públicos a los cuales solamente tienen derecho los nativos?
La Constitución Mexicana es sabia; los constituyentes han dado estabilidad al país a través de instituciones sólidas y a prueba de intervencionismos extranjeros por cualquier vía. Entonces, ¿por qué necear en otorgarle un cargo público a quien en la sangre lleva un origen distinto?
Y quien no lleva a México en la sangre que le importa su suerte. Claro, tampoco es una regla, porque hemos visto a mexicanos de nacimiento que casi han llevado a la ruina al país. Sin embargo, ¿por qué abrir más flancos?
Por eso preguntamos, ¿cuánto le debe AMLO a Paco Ignacio Taibo II para haberle ofrecido un espacio a costa de reformar preceptos constitucionales sólidos. Incluso, aun cuando se aleguen derechos humanos.
Y por si fuera poco, Paco Ignacio Taibo II ha demostrado de manera fehaciente que no es perfil ideal para dirigir el Fondo de Cultura Económica. Imagínense la calidad que encierra en la frase “se las metimos doblada”.
Por cierto, ¿él y quién más? Puesto que habla en plural.
Sería un doble error de López Obrador insistir en nombrarlo. Primero porque manda el mensaje de que la Constitución Mexicana le valdrá cero a la izquierda y, segundo, que desde el primer momento dispensará cualquier conducta a sus colaboradores.
De nada sirve y no basta la disculpa de Taibo vía Twiiter, donde escribió: “Lamento profundamente haber utilizado una frase desafortunada y vulgar y odiaría que se interpretara como una agresión a las causas feministas o de la comunidad gay, a las que he apoyado decididamente durante toda mi vida y con las que estoy claramente comprometido”.
Su frase es una agresión a todo México, con la salvedad quizá de sus adeptos.
Su frase destiló toda la esencia y naturaleza de Taibo II, quien además está vinculado a textos sobre insurgencia sindical (según se da cuenta en Wikipedia)
¿Qué no hay mexicanos cultos y dignos para dirigir el Fondo de Cultura Económica?
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