Cada vez más activista que artista, la escocesa Annie Lennox ha instado a las mujeres a «despertar» y «actuar» para transformar un sistema de valores que descuida los Derechos Humanos de millones de madres y niñas que luchan a diario por sobrevivir en los países subdesarrollados.
Orgullosa abanderada del feminismo y totalmente conectada con la realidad, Lennox recurre de nuevo a la «plataforma» pública que la confiere su privilegiado estatus en el mundo de la música para agrupar, bajo el nombre de EQUAL, a varias organizaciones humanitarias con un proyecto común: reclamar un mundo más justo.
«Como mujer y madre de dos hijas, tengo un interés en el bienestar de las mujeres no sólo en el mundo occidental, donde nos queda tanto por conseguir en cuanto a igualdad de oportunidades, sino sobre aquellas que viven en el llamado tercer mundo» , afirma la ex componente de Eurythmics en una entrevista.
Desde que, inspirada por Nelson Mandela, hiciera en el 2003 un viaje a África que la «marcó» y la hizo replantearse el mundo desde un ángulo opuesto, esta embajadora universal de la organización humanitaria Oxfam se ha mostrado infatigable a la hora de prestar su imagen y su tiempo para tratar de enderezar un mundo que considera plagado de desigualdades.
Alejada del concepto de diva, frecuentemente asociado a las estrellas del pop, a Lennox, de 56 años, cada vez la angustia más la situación que padecen las mujeres africanas «desprovistas de derechos y expuestas a un sinfín de riesgos y peligros en su vida diaria» .
Ahora se propone sacudir la conciencia del ser humano y, en particular, la de las mujeres de países «llenos de recursos» para que se impliquen y «adopten medidas» con las que lograr «un cambio en el sistema de valores» .
«De mis viajes y mis experiencias por África, he visto de forma muy directa cómo es la vida de mujeres que tienen tan pocos derechos, que buscan la supervivencia diaria y que están expuestos a tantos peligros y abusos» , recuerda la artista.
La mera lectura en un periódico de esas «historias atroces» que exportan los países tercermundistas deja al público con una percepción «muy abstracta» de la problemática, en opinión de Lennox.
Por ello, con una serie de actos previstos para esta semana en el Reino Unido -la presentación hoy en Londres de EQUALS o un concierto este viernes en el Royal Festival Hall en el que participa la escocesa-, la cantante anima a las mujeres a «actuar» y reivindica y ensalza el término feminismo «sin excluir a los hombres» para «exigir derechos» .
«Vivimos en una era de información y si las mujeres de Occidente pudieran ser más conscientes de las diferencias que existen con respecto a otras que están en lugares en vías de desarrollo, quizás empezaríamos a despertar» , observa la artista de Aberdeen.
En el caso de Oriente Medio, y al hilo de las recientes tensiones políticas que han sacudido a países como Egipto, Túnez y Libia, Lennox piensa que es «difícil» que esas revueltas sociales sirvan de oportunidad para que las mujeres logren, a la vez, un cambio social – «ojalá» -, debido «a esos fundamentalismos extremos y al hecho de que todavía haya mujeres llevando burka sin derecho a educación» .
«No tengo nada en contra de que las mujeres lleven velo pero llega un momento en que se convierte en algo realmente denigrante: Que no las den oportunidades, que no puedan conducir, o que no sepan leer o escribir es absurdo» , lamenta.
Vestida sin estridencias -jersey negro, ni gota de maquillaje y ausencia de complementos-, y con su ya icónica imagen de pelo platino muy corto al que debe la omnipresente etiqueta de «andrógina» , quiere enfatizar, de paso, que no es «antiislámica, ni antinada» .
Pero su actitud no deja dudas en lo que toca a los derechos de sus congéneres: «Soy favorable a que se respete a la mujer y no se la considere ciudadana de quinta clase, o se la equipare a un asno» .
Pese a coleccionar galardones por sus notables contribuciones a la música y su volcada dedicación a causas como la lucha del SIDA en África, a estas alturas de la vida, sus labores como activista empiezan a «rebasar» a las artísticas.
Lo achaca, en parte, al proceso que implica «hacerse mayor» así como al hecho de haber adquirido «diferentes perspectivas del mundo» .
Debido a esos viajes en los que se embarca con «The Circle» -organización de mujeres artistas afanadas en prestar su apoyo a otras que viven en países necesitados-, Lennox jamás olvida el «impacto» que en ella dejan algunos de los «sobrecogedores» testimonios que se trae consigo de países como Malawi.
Allí, dice, «las historias de violaciones violentas a mujeres y niños son indescriptibles» .
Contemplar «eso que parece una pesadilla y que es real» , ha hecho que aprecie las cosas a las que el mundo occidental tiene acceso de manera automática, «como el agua limpia, el derecho a sanidad, la electricidad, los servicios, el voto o la libertad de expresión» .
Todas ellas, dice, son «parte» de su vida aunque ahora entiende «que hay millones de personas que no las tienen» .
Agencia El Universal