Japón pidió ayer ayuda a Francia y Estados Unidos para detener la fuga de radiactividad en la planta nuclear de Fukushima, afectada por el terremoto y tsunami del 11 de marzo; sin embargo, cientos de personas se movilizan para rescatar a las víctimas más olvidadas: los animales.
La sociedad japonesa es de mascotas. Alrededor de 35% de los nipones tienen un perro o gato, aunque los conejos y aves son los más populares en la isla, pero los refugios oficiales no aceptan animales.
Ante esto, la World Society for the Protection of Animals (WSPA) reveló que «aproximadamente 350 mil personas que estaban en centros de evacuación y cerca de un 10% han llevado a sus animales con ellos, lo cual significa que alrededor de 30 mil perros y gatos necesitan un albergue de emergencia». La WSPA activó unos 30 albergues temporales cerca de las zonas desalojadas.
Otras Organizaciones No Gubernamentales (ONG) como World Vets, The National Disaster Search Dog Foundation, animal Refuge Kansai y Japan Cat Networks iniciaron una búsqueda para rescatar de los escombros a animales domésticos que posteriormente, son reubicados a refugios como Animal Friends Niigata y Animal Rilief Kansai.
Esta última asociación expresó su preocupación por los animales que se encuentran cerca de la planta nuclear de Fukushima, pues «están atrapados», además, este «oasis animal» anunció en su página web que abrirá otro centro en Sasayama para recibir más mascotas que no son recibidas en los centros oficiales.
A unos días de la tragedia suscitada tras el terremoto de 8.9 grados Richter y el posterior tsunami, la historia de un perro que salva a otro can conmovió al mundo entero por la lealtad que ambos animales se guardaban entre sí.
Agencia El Universal