La práctica de los salvamentos y rescates arqueológicos ha permitido prevenir la destrucción de sitios paleontológicos o prehispánicos en México, como es el caso de las Cuevas de Yagul y Mitla, en Oaxaca, expresó la arqueóloga Nelly Robles.
Esta práctica, que se ha puesto en marcha desde hace 40 años en la Ciudad de México, dijo, es un paso importante en el manejo de los bienes culturales antiguos y hoy por hoy, constituye una de las fortalezas para el patrimonio arqueológico nacional.
Añadió que es un esquema que ayuda legalmente a ejercer decisiones a favor del patrimonio ubicado en áreas que pueden ser afectadas por desarrollos urbanos, de tal manera que hace posible determinar en dónde es o no posible, llevar a cabo una obra de infraestructura.
Ejemplo de ello, explicó, es el caso de las Cuevas de Yagul y Mitla, donde en la década de 1990 estuvo proyectada la construcción de una carretera que se construiría por encima de estos vestigios prehistóricos.
En ellas, se encuentra guardada la memoria de los primeros habitantes del valle de Oaxaca, y fue a través de la acción legal que el Instituto Nacional de Antropología e Historia pudo prevenir la destrucción y se tuvo que cambiar el trazo de esa vía de comunicación.
Con ello, continuó, queda claro que si se actúa a tiempo y con las herramientas jurídicas contundentes se puede salvar lo más emblemático de un vestigio, aunque aclaró que es imposible salvar absolutamente todo, debido al vasto universo de vestigios culturales y las necesidades de crecimiento de comunidades y ciudades actuales.
Pero con la experiencia de la arqueología mexicana, subrayó, es posible determinar cuáles son aquellos sitios culturales que no deben ser tocados por una obra.
La doctora Nelly Robles, destaca un comunicado del INAH, recordó que la arqueología mexicana actual se desarrolla en un panorama social, ‘ningún sitio arqueológico sobrevive por sí mismo, siempre debe tomar en cuenta la realidad social, la cual los arqueólogos han denominado el paisaje social.
»En este contexto, en primer término es fundamental determinar quiénes son los dueños de la tierra, saber con quiénes se van a tomar los acuerdos sobre el destino de los monumentos que ahí se hallan y que pertenecen a todos los mexicanos», acotó.
La arqueóloga del INAH puso como ejemplo el caso de Monte Albán, sitio prehispánico ubicado en el valle de Oaxaca, cuyo paisaje social es complejo porque está asentado sobre propiedades de diferentes tipos: privada, ejidal y comunal, que representan autoridad paralela a la municipal, por lo que tienen autonomía en sus decisiones, y el arqueólogo tiene que estar consciente de eso.
»Dentro de la gestión de los sitios arqueológicos, la determinación de la tenencia de la tierra es un factor de mucha importancia, en el sentido de que a partir de ahí el arqueólogo establece las relaciones con los propietarios de manera adecuada».
Nelly Robles comentó que mensualmente el Consejo de Arqueología revisa alrededor de 70 proyectos para ser llevados a cabo en todo el país.
Agencia El Universal