Arturo Chacón-Cruz tiene 34 años de edad. Nació en Sonora, en una familia muy musical. Su madre le enseñó a tocar el piano y de su padre aprendió a tocar la guitarra. Desde pequeño le gustaba cantar, a los seis años ganó su primer concurso de canto, pero jamás imaginó que lo haría profesionalmente. Decidió ser ingeniero industrial y entró a la universidad.
La música lo seguía llamando y se unió a un grupo de mariachis. Pero fue su madre quien le sugirió que dedicara su vida a la ópera; él no estaba seguro de hacerle caso porque poco o nada sabía del bel canto, sólo tenía como referencia algunos conciertos del tenor Plácido Domingo transmitidos por televisión.
Un día fue a la clase de canto con el maestro Jesús Ríun, un cubano que impartía cátedra en la Universidad de Sonora. Se sintió emocionado, le fascinó la idea de aprender a cantar con técnica y en otros idiomas.
El maestro lo convenció de dejar la carrera de ingeniería y empezó la licenciatura en canto.
Este mes, Arturo se convertirá en el quinto tenor mexicano que pisará La Scala de Milán, catedral de la ópera en el mundo. Además, por primera vez en la historia del teatro italiano, dos mexicanos alternarán el protagónico: el joven sonorense y el experimentado Ramón Vargas.
En entrevista telefónica con EL UNIVERSAL, desde Milán, Arturo cuenta que asistió a un curso que impartió el maestro Enrique Patrón de Rueda en Mazatlán. Ahí terminó por entusiasmarse y se mudó a la ciudad de México para empezar su carrera como cantante profesional.
“Entré a SIVAM (Sociedad Internacional de Valores de Arte Mexicano) y canté en el Palacio de Bellas Artes. A partir de esta experiencia pude conocer a muchos couches y maestros internacionales, me fui desarrollando técnicamente y pude aprender a creer en mí mismo. En 2000 me fui a audicionar a Estados Unidos y conseguí mi primera oportunidad en el extranjero, fui a cantar con una compañía de Nueva York, hice como 60 conciertos durante tres meses. Me recomendaron en un instituto de ópera de la Universidad de Boston y me fui para allá”, cuenta.
El concierto en el Palacio de Bellas Artes fue un parteaguas en su carrera porque comenzó como barítono y en esa ocasión Plácido Domingo se acercó a él para decirle que su voz se parecía a la suya cuando era joven e iniciaba su carrera. “Intenta ser tenor”, le dijo entonces.
“Me fui a Boston con esa inquietud, tardé año y medio para la transición. No fue fácil, me daba miedo ser tenor porque los agudos son muy difíciles, la cuerda de tenor es la más complicada. Irme a Boston representó la oportunidad de hacer el cambio de una manera muy segura. Después empecé a audicionar y rápidamente tuve buenas respuestas, sobre todo de las óperas de San Francisco y de Houston. Ahí me dieron oportunidades de aprendiz, estuve de 2002 al 2005, año en que llega Operalia”, explica el cantante mexicano.
Inicia el éxito
En abril de 2005 conoció a quien se convertiría en su mentor y gran amigo: Ramón Vargas. Después de tomar algunas clases con él, se sintió seguro para competir en Operalia, el concurso internacional fundado por Plácido Domingo; ganó como mejor cantante de Zarzuela. Además, obtuvo la Beca Ramón Vargas de ProÓpera.
El resto, dice, es historia. Arturo Chacón-Cruz ya ha recibido muchos premios y reconocimientos, entre los que destacan el Premio Especial Antonio Dávalos Osio en el Concurso Nacional de Ópera Carlo Morelli, el concurso de la Metropolitan Opera en Nueva Inglaterra, entre otros.
Recientemente ofreció un recital privado para Sus Majestades el Rey Juan Carlos I y la Reina Sofía de España durante la visita oficial del Presidente de México Felipe Calderón.
En la actualidad, el tenor mexicano, de quien la crítica especializada ha dicho que posee una voz con un “irresistible color oscuro y calidez en su timbre”, se prepara para cumplir una de sus más importantes conquistas, debutar en La Scala de Milán con la ópera Los cuentos de Hoffmann, de Jacques Offenbach.
“Cuando me invitaron no lo podía creer, estaba muy emocionado, ha sido maravilloso, además se trata de un papel que compartiré con mi maestro y gran amigo Ramón. Los dos cantaremos Hoffman, es algo realmente muy importante para México porque nunca se había presentado una situación similar, que dos mexicanos estén participando en La Scala de Milán”, cuenta Arturo.
Con emoción en su voz, agrega: “Estoy contento porque se trata de un papel que tengo muy bien puesto, sí estoy nervioso pero sé que es un rol que hago muy bien y que lo estoy haciendo con amor y dedicación. No puedo dudar de mí mismo, estoy haciendo todo lo posible e imposible para ofrecer grandes funciones”.
Luego de presentarse en La Scala durante enero y febrero, el mexicano ofrecerá una gala en marzo próximo en el Palacio de Bellas Artes, para después continuar con su agenda, la cual incluye funciones en Alemania, Rusia y Japón.
“El peor crítico soy yo”
Arturo Chacón-Cruz considera que no hay un cantante perfecto porque la voz es el instrumento más difícil de dominar. Sin embargo, como casi la mayoría de sus colegas, es su peor crítico y siempre está en la búsqueda de la perfección.
Solía analizar los videos de sus primeras presentaciones, en los que lucía “todo tieso”. Se impuso mejorar. “Tomé muchas clases porque quería apoderarme completamente del personaje. Ahora comprendo que mis mejores funciones han sido en las que me he entregado a los personajes, pero nunca he permitido que ellos se apropien de mi instrumento. Desde mis entrañas les doy vida, pero siempre tengo contacto con la realidad, no olvido que estoy en un escenario”, comenta el tenor.
Los sueños de Arturo todavía son muchos. “Hay muchos teatros a los que quisiera llegar, hay muchísimos papeles que quiero interpretar. Soy muy afortunado, canto los mejores papeles del mundo, los más emocionantes como tenor romántico; cantar los personajes dramáticos es un gran sueño para mí, si mi voz me los permite seré muy feliz, si no, de cualquier forma sé que soy realmente afortunado”, confiesa Arturo.
Por encima de los papeles, dice, hay una meta aún más importante: continuar en esta carrera.
“Lo que le pido a Dios es salud vocal e intelectual para no caer en la trampas de esta carrera, como cantar algo para lo que aún no estás listo. Quiero llegar al fin de esto”.
México, el lugar más bonito
En el primer trimestre de este año, Arturo Chacón-Cruz vendrá a México no sólo para ver a su familia, también para ofrecer una gala en el Palacio de Bellas Artes. Aunque, dice, regresar a su país no es fácil.
“Tengo que hacer muchos malabares y pedir muchos favores, pero lo hago porque quiero ir a México, tengo una gran inquietud de cantar en mi propio país”.
Mientras llega el momento de retornar, anhela México, “el lugar más bonito del mundo”.
“Hace rato iba caminando por la calle y escuché hablar a unos mexicanos, el pecho se me ensanchó. Miro a mi país con cariño y con nostalgia. Me duele estar lejos, pensar que no hay mucho que yo pueda hacer para mejorarlo. Estoy orgulloso de mi país, pero me dan pena las cosas que le están pasando, me duele que asocien a México con que mataron a 72 (personas) en una carretera”, cuenta Arturo Chacón-Cruz.
Pero nuestro país no sólo ha sido asociado a la violencia y la inseguridad, sino también al alto índice de migración ilegal.
Una vez, narra, una señora le preguntó, públicamente, si era un mexicano más que salía de su país de manera ilegal. Arturo no podía creer cómo la situación de los migrantes era vista con desprecio. “Tengo mis papeles, ¿le gustaría verlos?”, le respondió a la mujer.
En este contexto, pese a que son varios los connacionales que están demostrando un gran talento y forjando una trayectoria de primer nivel, la nacionalidad mexicana carga el peso del prejuicio.
“Se dio el caso de alguien a quien de pronto se le fue la voz. Ahora, mucha gente dice cosas como: ‘ay, otro mexicano, a ver cuánto le va a durar la voz a este’. ¿Me entiendes? Nunca me voy a victimizar, pero sí tengo que decir que el racismo existe. Hay críticos que logran ver a través del cristal y críticos que ejercen su trabajo desde el racismo. Ser mexicano tiene ventajas y desventajas respecto a la crítica y la percepción de las compañías. Lo que debe de importar es nuestra personalidad, el tipo de voz, el repertorio que tenemos y la forma como cantamos”.
¿Por qué crees que hay muchos tenores mexicanos triunfando en el extranjero?, se le pregunta.
“Tenemos grandes voces, nuestra voz es muy cálida y somos gente que ha cantado toda la vida, la mayoría de nosotros lo hizo desde pequeños. Además, no somos tímidos y tenemos la gran tradición de nuestra música hermosa que es el mariachi y los boleros, que hasta cierto punto se asimila mucho a la lírica. También tenemos una gran ventaja: Ramón Vargas y Plácido Domingo nos han apoyado mucho. La vida no es fácil y ayuda mucho el apoyo de ellos”.
Agencia El Universal