Sídney, Australia — 15 de diciembre de 2025.
Australia vive uno de los episodios de violencia más graves de las últimas décadas tras un ataque terrorista antisemita ocurrido en Bondi Beach, una de las zonas más concurridas de Sídney. El atentado dejó 16 personas muertas, entre ellas un niño, y cerca de 40 heridas, varias de gravedad.
El ataque se produjo la tarde del domingo durante “Chanukah by the Sea”, un evento comunitario organizado para celebrar el inicio de Janucá, festividad judía que conmemora la luz y la esperanza. Según las autoridades, dos hombres armados —padre e hijo— abrieron fuego contra la multitud, generando pánico entre las familias que participaban del acto.
La policía de Nueva Gales del Sur confirmó que uno de los atacantes fue abatido en el lugar, mientras que el segundo permanece hospitalizado bajo custodia policial en estado crítico. Durante el operativo, las fuerzas de seguridad también localizaron artefactos explosivos, que fueron desactivados por especialistas antiexplosivos, lo que refuerza la calificación del hecho como un atentado terrorista planificado.
Entre las víctimas fatales se encuentra un líder religioso judío, además de hombres, mujeres y niños cuyas edades oscilan entre los 10 y los 87 años. Dos agentes policiales resultaron heridos al intentar proteger a los asistentes y evacuar la zona.
Testigos relataron escenas de caos y desesperación. Sin embargo, las autoridades destacaron el acto heroico de un ciudadano, identificado como Ahmed al-Ahmed, quien se enfrentó a uno de los atacantes y logró desarmarlo, evitando que el número de víctimas fuera aún mayor.
El primer ministro australiano, Anthony Albanese, condenó enérgicamente el ataque y lo calificó como un “acto de antisemitismo malvado”, asegurando que el país “no tolerará el odio ni la violencia contra ninguna comunidad”. Asimismo, anunció un refuerzo inmediato de la seguridad en lugares de culto y eventos comunitarios, además de abrir un debate nacional sobre control de armas y extremismo violento.
La investigación quedó a cargo del comando antiterrorista, con apoyo de agencias federales, y continúa para determinar posibles vínculos con redes extremistas y el origen del armamento utilizado.
El atentado generó una ola de condenas internacionales. Líderes mundiales y organizaciones de derechos humanos expresaron su solidaridad con las víctimas y con la comunidad judía australiana, subrayando la necesidad de enfrentar el aumento del odio y la violencia por motivos religiosos.
Mientras Australia guarda luto, la tragedia de Bondi Beach reabre una dolorosa discusión global sobre la seguridad, el extremismo y la convivencia en sociedades diversas.

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