Con más de 120 restaurantes con estrella Michelín, (tres de ellos con tres estrellas) no es casualidad que Bélgica sea uno de los referentes gastronómicos del norte de Europa. Algunos de los platos más famosos en todo el mundo incluso fueron inventados por ellos. Un buen ejemplo de ello son les frites (patatas fritas).
Aunque su origen es bastante controvertido, ya que Francia y Rusia se las han querido atribuir, según los especialistas gastronómicos belgas estas provienen del sur del país, de la región de Namur. Al parecer, los habitantes de esta zona vivían del pescado del río Mosa, el cual se consumía frito. En el siglo XVII, uno de los inviernos fue más frío de lo normal y el río se heló, lo que les obligó a buscar otro alimento que lo supliese. En aquel momento, empezaron a freír las patatas como lo hacían con el pescado.
La principal diferencia de las patatas belgas con las de otros países es que ellos las fríen dos veces, por eso son tan crujientes. Para lo belgas les frites no son un mero acompañamiento de cualquier plato, ellos las toman solas, con salsa y a cualquier hora. De ahí a que por todo el país sea fácil encontrar puestos exclusivos donde las vendan. De hecho su plato estrella, las moules frites, se compone de patatas y mejillones.
Este no ha sido su único invento gastronómico. Si Bélgica es el país del chocolate, un título que comparte con Suiza, es porque aquí nació el praliné. El responsable fue Jean Neuhaus quien, hace más de 100 años, cubrió unos frutos secos con chocolate creando así el primer bombón relleno. Con ellos también apareció el ballotin, una sobria caja de cartón de regalo donde se meten los bombones. En total, en Bélgica hay más de 100 tipos de chocolates, eso sin contar algunos de sus dulces como los gofres o las fresas bañadas en chocolate.
Volviendo a lo salado, uno de los platos imprescindibles para todo aquel que visita el país son las endivias rellenas. Estas fueron descubiertas por un vecino de las afueras de Bruselas que, tras comprobar que la planta no era venenosa, comenzó a cultivarlas. Están incluidas en la mayoría de los menús de los restaurantes del país y suelen rellenarse con carne. En Bruselas, además, existe el museo de la endivia donde se puede conocer la historia y tradición del plato.
Otra de las delicias del país son sus quesos pues, aunque no sea el estado con más fama, en Bélgica hay hasta más de 80 variedades de quesos.
Aunque, si por algo es conocido este país es por la cerveza. Aquí no solo hay más de 1.500 variedades de cerveza, sino que hay un vaso especial para cada una de ellas. El lugar más recomendado para hacer una cata y adentrarnos en este fascinante mundo es el Delirium Café, en Bruselas. De hecho este local ha entrado en el Guinness World Records por disponer de la carta más extensa del mundo. Y no es de extrañar, aquí hasta se puede encontrar incluso cerveza de chocolate.