Un viaje a Berlín significa un recorrido por la historia de Alemania, que se densifica y desdobla en el distrito de Mitte. Como en el Parsival de Wagner, «el tiempo aquí se vuelve espacio», ya que las dos mitades de la ciudad dividida durante casi cuarenta años reflejan la evolución del siglo XX.
Si bien quedan pocos restos del llamado «muro de la vergüenza», erigido en julio de 1961 por la República Democrática Alemana, los berlineses se relacionan de forma viva y crítica con su pasado. Así lo demuestra el gran número de monumentos, placas conmemorativas y museos dedicados al holocausto y a la dictadura socialista.
Polémicos proyectos como la reconstrucción del antiguo castillo Stadtschloss, junto a la Alexanderplatz, muestran el simbolismo que Berlín ha adquirido desde que en 1991 volvió a ser la única capital alemana.
Existen diferentes opciones para visitar los lugares más emblemáticos y, de paso, aprovechar la incomparable oferta cultural de Berlín –casi cien teatros, música en vivo, exposiciones y actos literarios en todas partes–, así como conocer los locales de moda y las tiendas más extravagantes.
La mejor opción es descubrir a pie el centro occidental y oriental, acortando las distancias en metro, tranvía o autobús. Otra forma original de adentrarse en Berlín es el barco, pues cinco ríos surcan la ciudad y están unidos por múltiples canales.
El pulmón verde berlinés.
Un buen punto de partida es el portón orientalista del zoológico en el barrio Tiergarten, justo al lado de la estación Zoo. Allí se puede tomar uno de los cómodos velotaxis, bicis con cabinas para dos personas, y adentrarse en el frondoso parque Tiergarten.
Ya no queda nada del coto de caza que, a finales del siglo XVII, el príncipe electo Federico III abrió al pueblo como parque de ocio. En los años de máxima penuria, tras el final de la Segunda Guerra Mundial, los berlineses talaron sus árboles centenarios para alimentar las estufas, pero ahora el pulmón verde de la metrópoli es un lugar de encuentro familiar donde se hacen barbacoas y pícnics, se toma el sol o se juega a pelota con los hijos.