Brittany Maynard cumplió su promesa y murió por suicidio asistido el 1 de noviembre en su casa de Oregón, Estados Unidos, según anunció el grupo que defiende el derecho a elegir la muerte digna Compassion and Choices -según nota de BBC Mundo-.
«Nos entristece anunciar el fallecimiento de una querida y maravillosa mujer, Brittany Maynar», anunció a través de su cuenta de Facebook esa organización.
«Falleció en paz, en su cama, rodeada de la familia cercana y los seres queridos».
Pese al mensaje de esta semana en la que se planteaba postergar su decisión, la joven estadounidense de 29 años que se mudó a Oregon tras enterarse que tenía un tumor maligno en el cerebro para beneficiarse de la ley de sucidio asistido acabó con su vida este sábado.
«Adiós a todos mis queridos amigos y la familia que amo», escribió en su cuenta de Facebook.
«Hoy es el día que he elegido para morir con dignidad debido a mi enfermedad terminal, este cáncer cerebral terrible que se ha llevado tanto de mí… pero que se podría haber llevado mucho más», escribió la joven en su cuenta de Facebook, según informa la revista Time.
«Adiós mundo»
«El mundo es un lugar precioso, viajar ha sido mi gran forma de aprender, mis amigos cercanos y colegas son quienes más dan. Incluso ahora, mientras escribo, tengo un aro de apoyo alrededor de mi cama… ¡Adiós mundo. Difundan buenas energías. Retribuyan!».
Maynard, que decidió crear una plataforma para recaudar fondos para los que defienden el derecho a la muerte digna, se dedicó en los últimos días de su vida a cumplir una lista de deseos y aventuras que quería hacer antes de morir.
La historia de la chica se dio a conocer a través de un video publicado en YouTube que fue visto por millones de personas.
Allí explicaba que tomaría unas píldoras, recetadas por un médico, para morir en la habitación que compartía con su marido, en compañía de sus seres queridos y escuchando la música de su preferencia, y así evitar las peores fases de su enfermedad.
Debate sobre la eutanasia
La historia de Maynard está teniendo un impacto inusual en Estados Unidos, donde se ha reavivado el debate sobre la eutanasia, con voces que se alzaron para respaldarla y otras -incluso de otros pacientes terminales- para cuestionarla.
Maynard en el cañón del colorado con su familia
Maynard había elegido el 1 de noviembre para morir, dos días después del cumpleaños de su marido, Dan Díaz.
Ella y su esposo, recién casados, se mudaron de California a Oregón, uno de los cinco estados en EE.UU. en los que el suicidio asistido por doctores está permitido.
Sólo en ese estado, 750 personas se han beneficiado de esa ley aprobada en 1998 y han muerto con la ayuda de un médico desde entonces.
Sin embargo, el gobierno de ese estado no tiene datos de cuantas personas se trasladaron desde otro estado para morir como hizo la joven que estaba a punto de cumplir 30 años.
Y pese a que la decisión que tomó la joven puede resultar controvertida, en uno de los últimos textos en los que promovía lo que consideraba era el derecho a una muerte digna, Maynard dijo que su sueño es que todos los estadounidenses con enfermedades terminales puedan elegir morir en sus propios términos.