Un grupo de 30 científicos internacionales busca en el fondo oceánico de Costa Rica los secretos de la formación de la corteza terrestre, así como de la dinámica de los procesos de subducción que originan la mayoría de los terremotos en el mundo.
Para lograrlo, dos misiones diferentes realizan perforaciones en el fondo del Pacífico, una en la parte sur del país y otra en un hueco de 1.5 kilómetros ubicado 900 kilómetros al oeste de la localidad de Puntarenas, en el Pacífico central costarricense.
El barco JOIDES Resolution, de 143 metros de largo y perteneciente al Programa Integrado de Perforación del Fondo Oceánico (OIDP, por su sigla en inglés), es el centro de la investigación.
Desde el 15 de marzo y hasta el miércoles pasado, los científicos de la expedición Costa Rica Sismogénesis Expedición (Crisp) estudiaron los procesos de subducción de la placa Cocos en la de Panamá, en el Pacífico sur del país.
La geoquímica de la Universidad de Oregon, Marta Torres, explicó que el objetivo de su trabajo es comprender mejor los procesos que disparan los terremotos en las zonas de subducción, así como examinar la historia geológica de la placa oceánica Cocos y de la cordillera volcánica submarina del Coco.
Según Torres, el sistema de subducción Cocos-Panamá es representativo del 50% de todas las zonas de subducción del planeta, por lo que los resultados de la investigación serán de relevancia mundial.
La experta detalló que las muestras requeridas para estudiar estos procesos usualmente se ubican a más de siete kilómetros de profundidad, pero que en el caso de Costa Rica, la cordillera marina del Coco elevó la falla a unos tres kilómetros, por lo que es posible estudiarla con mayor facilidad.
Crisp perforó en las semanas anteriores tres huecos en el fondo del mar, el mayor de ellos de aproximadamente un kilómetro de profundidad.
La siguiente misión del barco JOIDES, que empezó ayer y se extenderá por cuatro semanas, será un estudio sobre la expansión de la corteza terrestre.
El científico Damon Teagle, de la universidad de New Hampton (Reino Unido), dijo que el barco regresará por cuarta vez a un hoyo de 1.5 kilómetros de profundidad, con el objetivo de perforar al menos 400 metros más, con lo que se convertiría en el hueco científico más profundo del planeta.
En todo el planeta, solo existen otros tres hoyos de más de un kilómetro de profundidad, otro frente a la costa centroamericana, uno en el océano Índico y otro en el Atlántico.
Teagle indicó que estas perforaciones permiten identificar las características y evolución de la formación de la placas tectónicas y el proceso de formación de nueva corteza en las dorsales oceánicas.
El especialista detalló que el 60% de la corteza actual es «joven» es decir, con menos de 100 millones de años de edad, pues «la corteza vieja ya ha sido subducida».
«Cada año, cerca de 20 millones de metros cúbicos de magma son introducidos en estas cordilleras, como si fueran las costuras de una bola de béisbol» y es en esta zona de corteza joven, que se expande unos 10 centímetros por año, donde se realiza la perforación, comentó.
El director de ciencias de la Organización de Perforaciones del Fondo Oceánico en Estados Unidos, Brad Clement, manifestó que el JOIDES es uno de los tres barcos con mayores y más exitosos proyectos de perforación en el mundo.
«Las perforaciones nos dan acceso a los secretos escondidos en el fondo oceánico; nos dicen mucho sobre los cambios del planeta y su evolución, además nos cuentan sobre los organismos que viven en el fondo y nos amplían nuestro conocimiento sobre la geología y los terremotos», expresó.
Agencia El Universal