Una tradición especial al día siguiente de la Noche Buena o el Año Nuevo es el recalentado, esos deliciosos alimentos preparados con esmero pero que a veces sobran en grandes cantidades. Para no desperdiciar o comer diario durante una semana y sacarle provecho, la Doctora Karina Gabriela Salmerón Santiago, docente de la Escuela de Gastronomía de la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca (UABJO), nos da algunos consejos para conservarlos de forma segura.
“Es importante tener muy buena higiene en la preparación de alimentos, pero también guardarlos y conservarlos en las temperaturas adecuadas, ya sea refrigeración o congelación, para evitar que se reproduzcan bacterias o microorganismos y garantizarle a nuestra familia que sean seguros”, afirmó Salmerón, quien es docente de las materias de proceso de transformación, conservación y reingeniería de alimentos, entre otras.
Es por ello que recomienda que la carne de pavo, pollo o el relleno del mismo, se congelen en pequeñas porciones de máximo de medio kilo, ya sea en una bolsa o bote herméticos, “este sistema nos permitirá conservar este tipo de alimentos por tres o cuatro meses de manera segura, es importante aclarar que sólo se podrá calentar una sola vez y consumir para que no pierda su textura y algunas propiedades naturales”, explicó la Doctora en Ciencias Químicas Biológicas.
Sobre las guarniciones propias de la época como la ensalada navideña, la especialista recomienda conservar en refrigeración y consumir en máximo tres o cuatro días “sobre todo porque uno de los ingredientes que es la crema es un producto lácteo que al entrar en contacto con los otros ingredientes, como la manzana, entre otros, se descompone más rápido por lo que es importante su consumo pronto y no se recomienda una congelación en este caso”.
Los alimentos como las frutas, verduras y hojas que forman parte de los menús de esta temporada, tienen sus particularidades de conservación y su caducidad es menor, ya que algunas frutas no se pueden congelar debido a su piel o cáscara en tanto otras, como las fresas si permiten este tipo de conservación.
Del tradicional ponche, una bebida en la que generalmente llega a sobrar la fruta, la Doctora Karina aconseja no tirarla sino transformarla en conservas o puré, por ejemplo la ciruela pasa se puede moler, añadirle un poco de chamoy y darla como dulce a los niños, que además de ser natural les ayuda gracias a que es un alimento rico en fibra. También, se puede hacer conservas con los tejocotes al hervirlos con panela y refrigerar en un bote hermético.
Respecto a las hojas como las diversas variedades de lechuga, espinacas, acelgas, berros, albahaca entre otras, la especialista recomienda envolver muy bien en papel estraza o servilletas de papel, meterlas en una bolsa o en un recipiente de plástico bien sellado y guardarlo en la parte más baja del refrigerador, “al no estar en contacto con la luz nos podrá durar hasta una semana aproximadamente, pero al trozarla o manipularla a lo mucho nos durará unos dos días”.
La Doctora Karina refiere que tanto los alimentos líquidos como los sólidos tienen propiedades de alteración y descomposición, por ejemplo en los líquidos se presenta en el aroma, en el olor que ya no será característico e incluso al probarlo puede tener notas ácidas, y en los sólidos se pueden generar hongos o moho, lo que indica que es un alimento que ya no se debe consumir pues podría provocarnos malestar, por eso la importancia de conservarlos en óptimas condiciones para poder disfrutar de estos manjares, evitar tirar comida y así ahorrar, finalizó.
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