n el interior de la catedral de Frombork (Frauenburg, en alemán), en el norte de Polonia, a pocos pasos de la laguna del Vístula, se yergue una moderna e imponente lápida de granito negro. En su extremo superior derecho está decorada con una gran bola dorada que representa un sol rutilante rodeado de círculos concéntricos.
Es la tumba del astrónomo polaco Nicolás Copérnico (Toru?, 1473), conocido por su revolucionaria teoría heliocéntrica, según la cual el centro del universo se encuentra en las proximidades del Sol, alrededor del cual giran la Tierra y los demás planetas con un movimiento circular uniforme.
Copérnico desplaza al hombre y a la Tierra del centro físico del universo y pone a esta última en movimiento. Por encima de las órbitas de los planetas se encuentra la esfera de las estrellas, que permanece fija y a una distancia enorme de la Tierra. El sistema copernicano está recogido en su obra fundamental, De revolutionibus orbium coelestium (Sobre las revoluciones de las esferas celestes), publicada póstumamente en 1543. Nicolás Copérnico murió el 24 de mayo de 1543, hace exactamente 470 años, en la localidad de Frombork.
Copérnico estudió matemáticas, física, astronomía, medicina y lenguas antiguas, entre otras disciplinas. Fue un hombre del Renacimiento que vivió una época de grandes cambios. Cumplió los 20 años de edad apenas unos meses después del descubrimiento de América por parte de Cristóbal Colón.
En su juventud también vivió la ejecución de Girolamo Savonarola, condenado a la hoguera por sus constantes ataques contra el papado, y posteriormente de Ana Bolena, acusada de adulterio por su marido Enrique VII y decapitada. Copérnico estudió y viajó por Italia, hasta que alrededor de 1510 se trasladó a Frombork, donde tomó posesión de un cargo en la catedral.
Posteriormente se instaló en una torre rectangular de 15 metros de altura, que ha sido reconstruida, situada en el muro fortificado que rodeaba la catedral y con vistas al mar Báltico, donde pasó el resto de su vida ocupado en sus observaciones e investigaciones. Murió a los 70 años de edad.
En los siglos XIX y XX se intentaron localizar sus restos mortales en la catedral de Frombork, pero sin éxito. En 2005, un equipo de arqueólogos, dirigido por el polaco Jerzy Gassowski, del Instituto de Arqueología de Pultusk, finalmente halló parte del esqueleto y el cráneo, enterrado bajo un tilo, que tenía el hueso de la nariz partido y una cicatriz sobre el ojo izquierdo, rasgos que aparecen en sus famosos retratos.
Por otro lado, los científicos analizaron el ADN de unos cabellos encontrados en un libro del astrónomo y obtuvieron las mismas secuencias en un diente y un hueso descubiertos en el templo. En mayo de 2010, Copérnico recibió un segundo funeral y sus restos se volvieron a enterrar en la catedral de Frombork.