Cortázar…a 30 años sigue vivo en la memoria de sus lectores

En el cementerio parisino de Montparnasse, resguardado por una alta torre de 200 metros de altura, el nombre del escritor argentino Julio Cortázar se esconde entre la multitud de tumbas anónimas, junto al de la que fue su compañera, la artista canadiense Carol Dunlop -según nota de BBC Mundo-.

El paseante se da cuenta de que ha llegado a la discreta tumba de la pareja al vislumbrar los homenajes dejados a lo largo del tiempo en la piedra blanca de la sepultura –un batiburillo de libros, folletos, cigarros, tickets de metro, flores y mensajes garabateados sobre el mármol.

Ayer miércoles fue un día especial. Frente a la escultura realizada por Julio Silva, amigo de la pareja, se encuentra un pequeño grupo de hispanohablantes.

Todos vinieron a rendirle homenaje al escritor, muerto el 12 de febrero 1984, hace exactamente 30 años.

Tributos.

Bolígrafo en la mano, Florencia está acuclillada junto a la tumba para dejar un recado.

«Me emociona mucho estar acá porque en el fondo lo que me permitió descubrir del mundo es indefinible», comentó a BBC Mundo, destacando también los viajes emprendidos por sus dos hijos, a través de él, en las letras y la fantasía.

La madre, oriunda de Chile, esperaba presenciar un acto para el escritor, que considera como una figura tan importante en la literatura como Gabriel García Márquez o Pablo Neruda. «Esperaba más gente, flores, reconocimiento», agrega su hija de 21 años.

«Pero quizás dice mucho de él», concluye.

David Monteón comparte su opinión. «El lugar es humilde, a su figura», opina. En el silencio del soleado día, suena una melodía de jazz. El turista mexicano está escuchando música con su celular.

«Como un pequeño homenaje al jazz y a Cortázar», aclara. David ha leído muchas obras del escritor y quería aprovechar el aniversario «para visitar a un amigo».

El «amigo» Cortázar ha dejado huellas profundas en la vida de algunos de sus huéspedes, tanto por su compromiso político, como por sus ficciones e imaginación.

Estos días, Florencia y su familia han vuelto a leer las obras del escritor, e incluso han podido recordar detalles y sensaciones de Rayuela al caminar, bordeando el río Sena, o cruzando un puente a las ocho, casi llegando a divisar la sombra de la Maga.

Más importante aún parece ser el impacto de la obra de Cortázar en la vida de Cecilia Perea. La Argentina, que vive en la Patagonia, tenía planificado un viaje en Francia, e hizo todo para que la fecha coincidiera con el aniversario de la muerte del escritor.

Julio Cortázar forma parte de su vida. La investigadora hizo su tesis sobre su obra y no termina un viaje sin acordarse del artista.

«A cada lugar que voy me llevo un libro de él, así sea una edición especial, o una obra traducida a otro idioma», comenta.

Más allá del «objeto de estudio» que representa Julio Cortázar en las escuelas y universidades de América Latina, el escritor –que se nacionalizó francés a principios de los 80 como signo de protesta contra el gobierno argentino– también forma parte del patrimonio y de la identidad del continente.

«Los cronopios te esperamos en la casa Humboldt», lee uno de los mensajes dejados en la tumba.

Treinta años después de dejar huérfanos a sus amantes, Julio Cortázar sigue vivo en la memoria de todos sus lectores.