Jerusalén.- La entrada pequeña al lugar que según la tradición corresponde a la tumba de Jesús se abrió y exhibió una flama luminosa ante el fervor de miles de creyentes, en el pináculo de la ceremonia del fuego sagrado de la Semana Santa efectuada en la Iglesia del Santo Sepulcro.
Este rito de los creyentes cristianos ortodoxos se practica anualmente desde hace al menos mil 200 años el día previo al Domingo de Pascua, el cual recuerda la resurrección de Jesucristo.
Los fieles atestaron la iglesia en Jerusalén, considerada la más sagrada del cristianismo y erigida en el lugar donde, según la creencia, Jesús fue crucificado y sepultado, y después resucitó.
«Me estremezco de la emoción», dijo el peregrino rumano Iván Kurnia. «Es en verdad impresionante».
Horas antes de la ceremonia, creyentes cristianos locales y procedentes de diversas partes del mundo recorrieron las calles estrechas de la ciudad antigua de Jerusalén para dirigirse al patio exterior y pequeño de la iglesia.
Casi un millar de agentes israelíes revisaron a la multitud en diversos puestos de inspección para permitirle el acceso a la única entrada que tiene la iglesia.
El interior del recinto se convirtió en un mundo lleno de colores. Había reunidos clérigos y creyentes de las diversas corrientes cristiano-ortodoxas, desde monjes armenios vestidos de negro y con capuchas puntiagudas hasta mujeres rusas ortodoxas con pañoletas color turquesa.
Una estadounidense de mediana edad perdió el conocimiento, pero no cayó hasta el piso, permaneció de pie prensada entre la multitud.
A pesar de que el ambiente era asfixiante, la multitud aguardó con tiempo de anticipación el inicio de la ceremonia. Numerosas personas llevaban manojos de 33 velas delgadas, en señal de la edad que tenía Jesús cuando fue crucificado.
El patriarca griego ortodoxo de Jerusalén, Teófilo III, ingresó en el Edículo, un pequeño recinto en el centro de la iglesia que marca el lugar que fue la tumba de Jesús.
Clérigos armenios también ingresaron y la puerta fue sellada, bajo el resguardo de otros clérigos y de policías israelíes.
Después, la puerta fue abierta y quedaron expuestas numerosas velas prendidas con el fuego sagrado, el cual se enciende de forma milagrosa -según la fe- y que se interpreta como un mensaje procedente del cielo para los creyentes. Los detalles precisos de la fuente de la flama son mantenidos en secreto.
La flama pasa de peregrino en peregrino, quienes van encendiendo sus propios cirios. Un portavoz de los bomberos dijo que unos 10 elementos rodearon la iglesia en caso de emergencia, como un incendio. No hay salida de emergencia en la iglesia medieval.
Agencia El Universal