En la recta final para las elecciones concurrentes del 1º de julio próximo, se ven imparables los priistas, encabezados por su dirigente nacional René Juárez Cisneros, quien desde que asumió el cargo recorre el país en busca de reactivar la estructura del PRI, desmayada, inerte.
Y cuando se ve al priismo empezar a recobrar su dinamismo y su hambre de triunfo es cuando muchos le dan la razón al ex gobernador oaxaqueño Ulises Ruiz Ortiz en la necesidad de cambiar a Enrique Ochoa Reza; René entró al mes de campaña y faltando dos meses para la elección.
Un relevo tardío, al parecer; salvo que ocurra un milagro basado en la estructura priista; la única que puede salvarlos de la derrota o por lo menos de irse al tercer sitio en la elección presidencial y al cuarto o quinto, en las elecciones locales en la mayoría de las entidades con comicios concurrentes, principalmente del Sur-Sureste del país.
En ese contexto, cabe la pregunta: ¿Existe la estructura priista? ¿O es un espejismo? ¿Alrededor de 8 millones de activistas, además de ruteros y representantes ante mesas directivas de casilla y generales, así como ante consejos electorales; en todos los casos a prueba de cañonazos? ¿Existe?
Cada uno de los candidatos a los distintos cargos de elección popular del PRI debería revisarla puntualmente, amén de la revisión que hagan los coordinadores de campaña y las dirigencias locales del partido. Si los abanderados se confían, pueden toparse con clones de Judas Iscariote.
Porque hay priistas más interesados en la derrota del PRI, que en la victoria. La razón es simple: Solo le apuestan a las listas plurinominales a los cargos federales y locales. No le quiten la vista a los anotados en los diez primeros lugares, porque juegan más para perder, pues de ello depende su ingreso al Congreso.
Claro, la elección presidencial trae su propia dinámica, pero una impacta a la otra. Además, los priistas deben tener presente que ahora las elecciones se ganan en base a acuerdos políticos; entonces, revisen estructuras no sea que formen parte de esos “acuerdos” con Morena o con el PAN.
Por lo pronto, sí se percibe el cambio de Ochoa Reza a Juárez Cisneros; se ve un priismo más dinámico, como que el guerrerense está reactivando el ánimo de la clase política y al voto duro priista. ¿Demasiado tarde? Ya solo faltan días para celebrar la jornada electoral concurrente, donde la elección presidencial es la principal.
Veremos hasta donde el priismo es capaz de llegar en condiciones de adversidad. Lástima que la cúpula priista (en primerísimo lugar Enrique Peña Nieto como jefe político) no oyó a Ulises Ruiz cuando habló también de la necesidad del cambio de Aurelio Nuño Mayer como coordinador general de la campaña del candidato presidencial, José Antonio Meade kuribreña.
Quizá las condiciones del PRI serían distintas; difíciles, pero en menor medida con la suma del priismo que se sintió descobijado, herido, con la postulación de un externo a la Presidencia de la República, sin un equipo de orgánicos avezados que entrara a operar la cicatrización.
En fin, el hubiera no existe. Sin embargo, con toda seguridad en estos momentos muchos priistas se lamentan el “hubiera” ante la proximidad de la jornada electoral con resultados que los saque del poder y los lleve a la banca quien sabe cuántos sexenios, porque la izquierda de Andrés Manuel López Obrador prevé llegar para quedarse.
Eso de percibir la derrota sin poder hacer más, ha de ser como agonizar estando plenamente consciente. Y miren que José Antonio Meade es un buen candidato, pero los priistas lo abandonaron a su suerte sin reparar en el futuro mismo del priismo nacional.
Ahora René Juárez intenta posicionar al candidato presidencial de la coalición “Todos por México” en el segundo sitio antes del día de la jornada electoral con la esperanza de que el voto útil sea a favor de Meade. ¿Lo conseguirá? Una apuesta muy cardíaca.
Todo sería posible si el PRI tiene estructura real, eficiente, eficaz y leal en las 95 mil secciones electorales del país, porque si se trata de simulación, su derrota será aplastante.
Además de la estructura, al Revolucionario Institucional le faltó estrategia mediática y en redes sociales, las cuales están jugando un papel determinante en el ánimo de los electorales. Ahora cual más, hasta en los rincones más apartados, tiene móvil con internet y en consecuencia acceso a Twitter, Facebook y demás redes.
Morena lo tienen bien claro. Tanto así que @yeidckol escribió: “Nuestra presencia y respuestas en las redes están funcionando de maravilla, nos mantenemos informados, comunicados, defendemos a @lopezobrador_ y a nuestros candidatos, interactuamos y por ello estos días que faltan debemos incrementar nuestra actividad.”
Claro, quien sabe si la multiplicación en redes se refleje en los resultados electorales porque los bots no votan. Sin embargo, influyen en el ánimo del electorado.
Es algo que los priistas nunca tuvieron claro. Incluso, cortaron su estrategia en redes y todo se concentró en vocerías en número insuficiente.
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EL SUR-SURESTE
El Sur-Sureste del país es el gran pendiente del PRI. Son por eso las regiones del país donde más ha crecido Morena; López Obrador se ha encargado de alentar la esperanza de saldar la deuda pendiente con los olvidados.
Paradójicamente, porque en estados como Oaxaca, bastión morenista, muchos de quienes ahora son seguidores de AMLO contribuyeron a destrozar la paz y la economía de la entidad; son en su mayoría falsos luchadores sociales. ¿Los detectará el tabasqueño?
En fin, René Juárez Cisneros como guerrerense sabe qué le duele a los sureños y sabe qué necesita el PRI para ganar en los estados enclavados en estas regiones, donde los gobiernos priistas se han encargado de alentar el crecimiento de la izquierda de Andrés Manuel.
Guerrero y Oaxaca son un claro ejemplo.
La izquierda perdió la gubernatura oaxaqueña en el 2016; la recuperó el PRI con Alejandro Murat Hinojosa, pero casi a dos años poco se ve en cuanto a resultados, obras y acciones. Veremos cómo le responde el priismo y el electorado en general en las urnas electorales en primero de julio próximo.
Por lo pronto, sí se ve a un priismo oaxaqueño metido en las campañas electorales, sin darse por vencido, sino por el contrario, luchando. Las cuentas las entregará el priismo formal encabezado por Jorge González Illescas, quien también dinamizó el trabajo priista.
El priismo está con el pie en el acelerador. ¿Pero llegará a la meta? Parece muy difícil.
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