CRÓNICA POLÍTICA: ¿PRI impedirá a priistas corruptos ser candidatos?

En su primer discurso como presidente del PRI nacional, Enrique Ochoa Reza, prometió adoptar las mejores prácticas para “impedir el acceso a candidaturas en todos los niveles de gobierno de personas que tengan algún antecedente de corrupción.”
No dijo qué prácticas, pero alentó al priismo a impulsarlas. ¿Se tratará de denunciarlos públicamente? ¿Vía mensajes de Anominus Legión?
Por lo pronto, empiecen a redactar las listas de los impedidos a las candidaturas a los cargos de elección popular a disputarse en el 2018: Presidente de México, senadores y diputados, además de cargos locales en entidades con elecciones concurrentes como Oaxaca, donde también habrá comicios para diputados al Congreso del Estado y concejales a los ayuntamientos.
Uy, será larga la lista de priistas oaxaqueños con antecedentes de corrupción. Claro, hay priistas con trayectorias salvables, pero son los menos y casi no figuran precisamente porque no comparten la práctica de los pellizcos al erario y el amasamiento de grandes fortunas a costa del pueblo.
No obstante, los mismos priistas deberían tomarle la palabra a su nuevo líder y empezar a señalar a quienes están impedidos para ser postulados a un cargo de elección popular por tener antecedentes de corrupción.
Los propósitos del nuevo presidente del PRI nacional
Al formalizar la designación de Enrique Ochoa Reza como nuevo presidente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN), el PRI arrancó la carrera hacia las elecciones federales del 2018 pasando primero por los comicios locales del 2017; él será el encargado de conducir a su partido en ambas justas electorales, salvo que se le desmorone en las manos en la contienda local como consecuencia de su inexperiencia partidaria.
Aunque cambiar otra vez de dirigente después de las elecciones del 2017, metería en problemas al PRI, pues solo habrá un margen de tres meses entre éstas y el inicio del proceso electoral 2017-2018; de junio a octubre. Entonces, mas le vale a Ochoa Reza dar los resultados esperados por el jefe político de los priistas, Enrique Peña Nieto; hacedor del gran milagro de su toma de protesta como presidente nacional del Revolucionario Institucional.
Claro, a los consentidos todo perdonan, hasta la falta de carrera partidaria. Con Manlio Fabio Beltrones Rivera fue distinto, al menor error provocaron su renuncia, considerando además haber llegado a la presidencia del PRI nacional porque Aurelio Nuño Mayer no cumplía con los requisitos estatutarios (y seguramente ni tenía alguna fotografía tamaño infantil de la adolescencia con la cual confeccionar una credencial de militante).
¿Qué mensajes envió Ochoa Reza?
Uno: El análisis de “los errores” que provocaron la derrota en las elecciones de gobernador en siete entidades, y las razones de los triunfos en “un escenario adverso”.
Citó Oaxaca como ejemplo de triunfo. Sin embargo, el escenario del PRI en esta entidad tampoco es halagador. Porque si bien Alejandro Ismael Murat Hinojosa ganó postulado en coalición con el PVEM y el Panal, la suma de los votos de la oposición equivale a alrededor del 70% de los votos emitidos, entonces las condiciones políticas no son las óptimas para garantizar gobernabilidad duradera, ni apabullantes triunfos electorales en el 2018 tanto en las elecciones federales como en las concurrentes locales.
En Oaxaca, Morena quedó como segunda fuerza electoral y, al parecer, va en aumento su posicionamiento sobre todo en zonas marginales e indígenas. En las zonas urbanas es de dudarse porque han sido las más afectadas con la movilización magisterial y sus organizaciones sociales afines; movimiento identificado con Andrés Manuel López Obrador, entonces en las urbes oaxaqueñas poco quieren saber de Morena.
Dos: Un PRI intergeneracional.
Ochoa Reza dijo que el Revolucionario Institucional “es un partido de jóvenes”, pero le dio un sentido incluyente al precisar que “la juventud no es un tema de edades, (sino) de actitud”, y en ella “caben todas las generaciones”.
Así debería ser. Sin embargo, la realidad es distinta. ¿Podrá logarlo un tecnócrata?
Sin duda, el nuevo presidente del PRI nacional necesita de la experiencia de todas las generaciones de priistas, porque él no la tiene. Su carrera de académico, de jurista, de cuadro electoral “apartidista” y de servidor público, no le dejó tiempo de participar activamente en la vida partidaria.
Tres: Diálogo y recorrido por todo el país.
En su primer mensaje como presidente del CEN del PRI, Ochoa Reza anunció que en los primeros cien días visitará las 32 entidades federativas para “encausar” un proceso de “diálogo abierto, de crítica, de autocrítica y de propuesta constructiva al interior del partido”.
Va a reunirse con la militancia y la estructura partidaria. O sea, ¡va a conocer al PRI! Aunque si en cada entidad le arman grandes reuniones donde los oradores sean previamente designados y con discurso pasado a prueba, nunca conocerá la realidad de su partido en cada estado.
Serán reuniones solamente para justificar su promesa.
Cuatro: CEN paritario y con representatividad regional.
Sí, Ochoa Reza anuncio la integración de un Comité Ejecutivo Nacional con la mitad de hombres y la mitad de mujeres; paridad que en sí ya promueve la Ley General de Partidos Políticos. Entonces, no se trata de una propuesta novedosa y propia.
El CEN, según su promesa, tendrá “representatividad regional”. ¿Significaría la participación de cuadros del PRI del norte, sur, occidente, etc.? Suena bien, porque la conducción de este partido se ha centralizado… bueno, más bien se ha “Edomexizado” o “atlacomulcoizado”.
Cinco: Una partido al cual le rinda cuentas los gobiernos emanados de sus filas.
Mmm. La idea suena bien. Pero, ¿cómo aterrizarla? Ochoa Reza plantea que los servidores públicos federales se trasladen a las entidades federativas a informar sobre las acciones de gobierno. Pero correrían el riesgo del uso de los recursos públicos con fines político-electorales.
Una pregunta nada más: ¿Quién pagará el vuelo, el hospedaje, la alimentación, etc., del servidor público en el viaje con fines partidistas? ¿El PRI o el gobierno?
Seis: Un PRI “garante de la honestidad de sus gobiernos”.
Es una propuesta importante, sin duda. Porque la corrupción es uno de los temas que más molesta a la ciudadanía.
Incluso, Ochoa Reza planteó: “Tenemos que ser un Partido que señale la corrupción de los gobiernos emanados de nuestras filas, que exija su fiscalización, incluso su destitución. Asimismo, los priistas debemos de adoptar las mejores prácticas en la materia para impedir el acceso a candidaturas en todos los niveles de gobierno de personas que tengan algún antecedente de corrupción.”
Ups. Buen propósito, pero entonces el PRI se va a quedar sin gobiernos y sin candidatos.
Siete: ¿Cacería de brujas?
Ochoa Reza prometió: “…seremos exigentes para señalar y promover el castigo de los actos de corrupción de los otros partidos políticos, sea ese el caso de sus gobernadores en funciones, de los ex gobernadores, candidatos electos o candidatos en competencia.”
¿En serio? ¿No harán acuerdos inconfesables para cambiar gobernabilidad por impunidad?
Suponemos que en la promesa está incluido el caso Oaxaca, donde existen ex gobernadores con cuentas pendientes y colaboradores del actual grupo gobernante con serios señalamientos de corrupción. ¿El PRI va por ellos? ¿O solamente es discurso?
En fin, el mensaje de Ochoa Reza pinta a un PRI distinto, pero muy alejado de su praxis, que difícilmente podrá cambiar y menos de la noche a la mañana. Entonces, más bien se trata de un mero discurso de mercadotecnia electoral.
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