Rosy RAMALES
Existe la probabilidad de que en cualquier momento reviente el proceso interno para la renovación de la dirigencia nacional PRI por uno de sus hilos más delgados: La afiliación.
Verán: En cada extremo del hilo se encuentran: El gobernador de Campeche, Alejandro Moreno Cárdenas (“Alito”), y el líder de la corriente Democracia Interna, Ulises Ruiz Ortiz; ambos aspirantes a la presidencia nacional de este partido.
Aspiración que los lleva a tensar el hilo de manera peligrosa. Por un lado, según acusa Ruiz Ortiz, el campechano tiende a beneficiarse del nuevo proceso de afiliación sobre todo en entidades clave y con la ayuda de gobernadores.
Incluso, vía la tercería de una empresa, Comités Estatales del PRI habrían sido equipados con camionetas nuevas para realizar la afiliación a favor de “Alito” con el compromiso de regalar las unidades a los empadronadores internos.
O sea, vendrían como “amarrando” militantes para votar en la elección interna a la dirigencia nacional del PRI, en la cual también es prospecto José Narro Robles, y quien también estaría en desventaja frente en un empadronamiento favorable al campechano.
Ups. Y eso que el doctor viene con el respaldo de cuadros afines al peñismo. Dicen que en realidad, Narro es el candidato del grupo del ex presidente Enrique Peña Nieto. ¡Interesante, pues al no tratarse de competidor patito, la elección sería de tres!
Claro, si antes no revienta el proceso interno o queda fuera de combate alguno de los tres por infringir las normas de la competencia. Por ejemplo, usando recursos de procedencia ilícita; prohibición que incluye los recursos públicos.
Y aguas porque además el pasado lunes 22 de mayo ya fueron publicados los Lineamientos a los que deberán sujetarse los militantes, integrantes del CEN y toda clase de dirigentes territoriales y sectoriales, con motivo del proceso de elección de la dirigencia nacional.
Así que “Alito” deberá tener cuidado con evitar el uso de recursos públicos y Ruiz Ortiz, con no incurrir en un acto anticipado de campaña.
En fin, ¿y por qué habría de reventar el proceso interno? Diversas causas, entre ellas un dudoso proceso de afiliación. Por eso, Ruiz Ortiz ha pedido a la actual presidenta nacional del PRI, Claudia Ruiz Massieu, que en vez de un nuevo padrón interno, se use el vigente, del cual ya tiene registro el Instituto Nacional Electoral (INE).
No es mala idea, con sus pros y contras. El nuevo padrón permitiría la apertura del proceso a simpatizantes; el vigente, lo cerraría solo a los militantes actuales. ¿Cuántos son? Alrededor de 110 mil; y tal vez menos después de la aplastante derrota del 2018.
Mmm. ¿Pero hay nuevas afiliaciones? ¿Quién quiere ingresar a un partido en situación de cadáver prácticamente? Pues habrá quienes le vean la posibilidad de resucitar ante los errores de los morenistas ahora en el gobierno. Además, la elección a la presidencia nacional del PRI es la guerra interna.
Ahora, si van con el padrón vigente se le puede caer la elección a “Alito”, si acaso es como dicen sus adversarios de que la nueva afiliación se construye a su favor en algunas entidades clave, entre ellas Hidalgo, Estado de México, Campeche y Oaxaca. Si no es así, ¿cuál es el temor?
Incluso, el padrón vigente tiene la ventaja de no estar manoseado por ninguno de los aspirantes a la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRI. Entonces, por lo menos garantiza neutralidad y equidad.
Y si van con un nuevo padrón, en cuya confección se compruebe la injerencia de Comités Estatales priistas para favorecer a “Alito”, Ruiz Ortiz hará un mega escándalo con la amenaza de abandonar el proceso interno y hasta el partido. ¿Perdería el oaxaqueño o el PRI? Quizá él.
Sin embargo, viendo la urgente necesidad del Revolucionario Institucional de resurgir de sus cenizas, el quiebre del proceso interno sería fatal. Vaya, no porque Ulises Ruiz sea importante, sino por la importancia de este partido para los equilibrios nacionales.
Y si el oaxaqueño abandona la competencia, puede que también Narro, entonces vendría la ruptura en cascada de los grupos internos. ¿O no? ¿O irían con un solo candidato que no sería de unidad? ¿O saldrían más competidores? Mmm…depende del momento del quiebre, en todo caso.
En fin, a ver que pasa.
Todo ha venido muy bien: Se aprobó el método electivo abriéndose la elección a la consulta directa, acuerdos muy positivos como la intervención del INE en la organización del proceso interno y los Lineamientos para la equidad de la contienda. ¿Habrá quiebre o final feliz?
LA TRIANGULACIÓN
El procedimiento sancionador electoral se parece mucho al procedimiento penal. Por tanto, nadie es culpable hasta que se demuestre lo contrario.
Por lo pronto, el principal adversario de “Alito”, Ulises Ruiz intenta demostrar que algunos Comités Estatales del PRI maniobran para confeccionar un padrón interno favorable al campechano.
Una persona moral habría donado a dichos Comités un vehículo por cada distrito electoral local, los cuales serían empleados en las tareas de la afiliación y al concluir éstas quedarán como propiedad de los operadores del proceso de afiliación.
Mmm…¿raro no? Una empresa dona al partido, luego éste a su vez a los empadronadores internos. ¿Por qué no de manera directa de la persona moral a los particulares?
Además, es una persona moral proveedora o prestadora de servicios a gobiernos locales.
Habría que conocer la denuncia de hechos, los argumentos y las pruebas para saber a ciencia cierta de lo que se trata. De cualquier modo, el PRI, ni a nivel nacional, ni en las entidades federativas, puede rebasar los límites de financiamiento, incluidos los montos (en dinero o en especie) de las donaciones que sean lícitas.
En fin, ni los tiempos ni las reglas son las de antaño. Ya no es tan fácil la triangulación de recursos públicos para fines partidistas, menos tratándose de un partido político cuyo financiamiento público es tan limitado que hace increíble cualquier operación comercial.
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Rosy RAMALES