Cueva de Altamira…evaluarán el impacto humano

Las frágiles pinturas rupestres del período paleolítico halladas en las cuevas o abrigos rocosos de España y Francia se han conservado portentosamente desde hace decenas de miles de años bajo unas condiciones ambientales estables. La irrupción del ser humano en estos yacimientos húmedos y prístinos rápidamente puede poner en peligro estas excepcionales representaciones mágico-religiosas de nuestros antepasados más lejanos.

Es por ello que algunas cuevas, como la de Lascaux, en Francia, vetaron hace años el acceso al público, debido a los daños causados por el dióxido de carbono producido por los miles de visitantes. «Todos sabemos que los bienes culturales se deterioran con el tiempo. La cuestión es buscar el punto de equilibrio entre la conservación y el valor social del patrimonio cultural,» explica Marián del Egido, coordinadora del Programa de Investigación para la Conservación Preventiva y Régimen de Acceso a la Cueva de Altamira, a Historia National Geographic.

Esto es precisamente lo que se han propuesto los responsables del Patronato del Museo de Altamira: aprobar la realización de visitas experimentales a la cueva para analizar el impacto de la presencia humana en la conservación de la misma. El Patronato aprobó la segunda fase de dicho Programa el pasado 18 de enero.

La cueva de Altamira, cumbre del arte prehistórico, se abrió por primera vez al público en 1917 y recibió visitas durante siete décadas hasta que se cerró al público. «Durante todos estos años se han realizado estudios, investigación y seguimiento sobre la cueva y su conservación, incluyendo las propuestas de visita y control del impacto. Uno de los aspectos que más valoramos en el desarrollo de este Programa es la inclusión, valoración y comparación de los resultados hallados hasta el momento con los que está recabando el actual equipo investigador», observa Del Egido.

Casi 100 años después de su apertura al público se realizarán visitas experimentales con el fin de analizar la temperatura del aire y de la roca en el interior de la cueva, además de la humedad relativa del aire, la contaminación microbiológica, las aguas de infiltración, el radón y el dióxido de carbono, entre otras cosas. También se realizarán análisis similares en el exterior de la cueva.

¿Quiénes serán los afortunados que podrán visitar la cueva? Se prevé realizar una visita a la semana entre los meses de enero y agosto de 2014. Los grupos estarán formados por seis personas: cinco visitantes y un guía. La gestión de las visitas experimentales se realizará desde el propio Museo de Altamira, donde se efectuará una selección aleatoria entre los visitantes del museo que se encuentren en el mismo en los días programados para la visita experimental.

A los visitantes que deseen participar en esta actuación se les ofrecerá un formulario que deberán rellenar con sus datos de contacto. Además, se les informará de las limitaciones de accesibilidad física que presenta la cueva. Una hora antes de la entrada a la cueva se extraerán aleatoriamente cinco formularios que identifiquen a los visitantes elegidos y se les comunicará su elección. Se les facilitarán monos desechables, gorros, guantes, mascarillas, así como un calzado especial o lavado de suelas. La finalización de la investigación está prevista para agosto de 2014.