Doblemente invisible, la violencia contra la mujer

Son más de 15 años para la artista visual Lorena Wolffer de explorar las nociones de cuerpo, feminidad, género y violencia de género, sin embargo el paso del tiempo no trae consigo los resultados que ella esperaría:

“No hay un cambio significativo ni en la percepción ni en la forma en que tratamos la violencia general contra las mujeres en México, se supone que son una serie de acciones que en teoría están pensadas y hechas para prevenir, erradicar y/o sancionar la violencia a las mujeres, pero su incidencia es tan mínima, tan limitada que cuesta trabajo creerlo. Una cosa es el discurso oficial que se maneja en ciertos lugares y otra cosa es la realidad de las mujeres”, comenta la artista y activista nacida en el DF en 1971.

Esta semana, Wolffer fue una de las 50 personas de todo el mundo preseleccionadas, entre un grupo de más de dos mil, provenientes de 145 países, para competir por el premio que concede la organización internacional Freedom to Create a iniciativas que recogen el coraje y la creatividad de artistas, y la influencia positiva de su trabajo para promover la justicia social. El premio principal reconoce proyectos que mezclan arte y activismo, un campo que explora de manera específica Lorena Wolffer.

La mexicana es reconocida ahora por un propuesta específica, Evidencias, que presentó en espacios de la ciudad de México, como el MUAC y la Alameda Central, así como en el Museo de la Ciudad de Querétaro y en el Centro Cultural Tijuana. Estuvo también en una versión virtual en el Museo de Mujeres Artistas Mexicanas (http://www.museodemujeres.com/) y estará en 2012 en Guadalajara.

La obra, explica la artista es una “intervención cultural participativa” que consiste en recabar, a partir de una convocatoria abierta y con grupos específicos dependiendo de cada ciudad y de sus comunidades, objetos domésticos que han sido empleados para ejercer todo tipo y modalidad de violencia contra las mujeres que establecen las leyes.

“Lo que es interesante es todo el proceso de la donación de los objetos, porque al final, lo que queda es una especie de instalación con los objetos y los testimonios que son donados por las mujeres que están superando o que ya superaron o sobrevivieron a la violencia o personas que hablan en nombre de mujeres que ya no están aquí, que fueron asesinadas. Hay algo más interesante, una parte que no se ve, que es todo el proceso de recabar los objetos, las conversaciones, los intercambios para facilitar el tránsito de estos objetos de las esferas privadas al ámbito público”.

Evidencia número 21

La pieza 21 de esta serie es un conjunto de cuchillos de cocina; el texto que le acompaña dice:

“Alí Dessiré Cuevas vivía en el DF, estudiaba Letras Clásicas en la UNAM y estaba realizando su tesis de Licenciatura sobre la filosofía de Epicuro; era poetisa y feminista activa. Mantuvo una relación sentimental con Oswaldo Aristóteles Morgan Colón a lo largo de año y medio, dos semanas después de terminar su relación de noviazgo, el 19 de septiembre del 2009 con el motivo del cumpleaños 24 de Alí, Oswaldo organizó una fiesta en su casa. Esa noche, la fiesta se realizó con normalidad, extendiéndose al día siguiente. El 20 de septiembre, cuando los dos se encontraban en la cocina, alrededor del medio día, Alí se despedía llevándose todas sus cosas en su mochila y él le asestó 26 puñaladas con un cuchillo de cocina. El cuerpo sin vida de Alí fue encontrado destrozado en medio de la cocina y el asesino con el cuchillo de cocina en la mano”. Firmado, Anónima.

A lo largo del tiempo, el trabajo de Wolffer ha traspasado la frontera de los museos y centros culturales para intervenir los espacios públicos en busca de lo que ella llama los “símbolos arquetípicos y metáforas referenciales que revelen nuestra condición como miembros de sociedades en constante crisis”. Así, ha creado series en torno de la violencia contra las mujeres en Ciudad Juárez o en la ciudad de México.

Con Evidencias, en particular, la artista Lorena Wolffer advierte que el arte es parte del proceso de sanación que se precisa cuando se es víctima de la violencia: “En el momento en que puedes hablar abiertamente de lo que te pasó, hay una reparación porque se reconoce que hay una problemática que no sólo es individual”.

La artista alerta que hoy en día la violencia de género se ha hecho doblemente invisible porque además de que se le niega, la marcada violencia por el narcotráfico en todo el país impide que se vea el problema.

“La violencia contra la mujer antes era invisible y ahora es doblemente invisible porque importa más la violencia que tiene que ver con el narco y con el crimen organizado; es urgente que empecemos a ver la violencia de género como un problema social, cultural y político, como un fenómeno real que no es individual, y generar instancias en las cuales las mujeres podamos enunciar, denunciar, reparar y sanar nuestras vivencias. Entendiendo esto como pequeñas células que se van formando y son puntos de confluencia en los que las mujeres tenemos una voz y somos visibles”.

Al referirse a las formas como la sociedad percibe el tema de la violencia de género, Lorena Wolffer aclara:

“Hay activistas que abogan que muchas de las acciones del gobierno son simulaciones con datos tan sencillos como el hecho de que el gobierno mexicano ni siquiera ha implementado parte de las sentencias que emitió la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Cuestionan también la negativa del gobierno del estado de México a llamar la alerta de género, que ‘está hecha simple y exclusivamente para que exista mayor información, se difunda más y se pueda tratar el problema’”.

Lorena Wolffer comenta que a diferencia de otros reconocimientos en el mundo del arte, el de Freedom to Create es un premio que está hecho para personas que trabajan en campos difíciles, donde no es sencillo conseguir recursos para producir obra.

“Realizar Evidencias ha sido un proceso bastante largo que se ha dado básicamente por la apertura de ciertas personas y algunas instituciones. En todo caso, la nominación me parece importante porque es reconocer que la violencia hacia las mujeres en México es un fenómeno que debe ser atendido urgentemente. La violencia no nada más se refiere a la doméstica que sucede en el interior de un hogar, también habla de la violencia institucionalizada, amparada por el Estado mexicano en el sentido de que no se generan hechos para combatirla.

Para realizar las piezas de Evidencias, por ejemplo en Tijuana, Wolffer trabajó con la Casa de la Cultura Obrera con trabajadoras de maquila y hasta con la Red Iberoamericana Pro Derechos Humanos, que lleva casos que tienen que ver con mujeres encarceladas por abortos espontáneos y partos prematuros.

El tema de la violencia es algo que Wolffer no planea dejar de hacer. “No hay esa cosa rara como de ‘mi tema artístico’. Para mí hablar de la violencia de género es algo que me nace del estómago, es algo que vivo y que me toca todos los días, está en todos lados y en todas formas, en la forma en la que hablamos, en el lenguaje que empleamos, en cómo te relacionas , no hay espacios exentos de violencia, en los mandatos y los estatutos culturalmente aceptados y consensuados que permiten y fomentan la violencia. Y no sólo no estamos mejor, sino que estamos mucho peor, no hay un avance; mientras las mujeres y la ciudadanía en general no cambien sus hábitos culturales y mientras no existan las condiciones para que podamos ejercer nuestros derechos plenamente, no hay un cambio real posible”.

Agencia El Universal