Moscas de la fruta sometidas a intensas rutinas de ejercicios diarios podrían ayudar al humano a mantenerse saludable por más tiempo, de acuerdo con una investigación que se lleva a cabo en la Universidad de Michigan (UM).
El estudio, coordinado por Robert Wessells, profesor de medicina interna de la UM, realiza un experimento con moscas a las cuales somete a agotadoras sesiones de ejercicios para entender cómo responden sus genes a esta situación, y con ello encontrar claves para mantener a las personas más sanas y más activas en su edad avanzada.
Los investigadores utilizan moscas debido a que un día en la vida de esta especie es equivalente aproximadamente a un año en la vida de los humanos.
Por lo tanto, el estudio de los efectos del ejercicio en ellas puede ayudar a entender la reacción humana sin hacer un seguimiento por décadas o que haya influencias externas que contaminen los resultados.
Los experimentos muestran, por ejemplo, que después de años-mosca de ejercicio regular los especímenes más ancianos tienen el vigor de moscas de edad media.
«Ellas han mostrado que tienen algunos problemas como los humanos, como el ponerse en movimiento, que es lo más difícil. La meta no es lograr la extensión del período de vida humana sino la calidad de la misma, mejorando la capacidad para moverse a medida que se envejece», dijo.
Lograr que una mosca haga ejercicio tiene que ver con el invento desarrollado por Nicole Piazza, ex técnica de laboratorio graduada de dietista en la UM, quien bautizó su descubrimiento como la «Torre de Energía» por un juego de caída vertical que hay en el parque de diversiones Cedar Point.
El invento consiste en que las moscas están alojadas en diferentes niveles de tubos de prueba adentro de un marco de madera.
Cada 20 segundos un brazo motorizado suelta una palanca y el marco cae a una distancia corta, empujando a las moscas hacia el fondo del tubo, las que al caer vuelven a trepar la pared del tubo, lo que hacen una y otra y otra vez.
La máquina aprovecha su instinto natural de trepar por el tubo, y las moscas son genéticamente idénticas, lo que hace más fácil el aislamiento de las diferencias causadas por el ejercicio.
La investigación, que recientemente recibió una donación de 400 mil dólares del Instituto Nacional de Corazón, Pulmones y Sangre, busca como objetivo final el desarrollo de nuevos tratamientos y curas para las personas.
«En el futuro la investigación quizás nos permita diseñar simulacros genéticos o farmacológicos que proporcionen los beneficios del ejercicio, aún para quienes ya no puedan ejercitarse debido a la edad avanzada, la enfermedad o lesiones», señaló Wessells.
Agencia El Universal