El secreto mejor guardado de la música mexicana

México.- En 1958, Clara Elena Rodríguez, ante la muerte de José Pablo Moncayo, tomó una dura decisión: atesorar celosamente todo aquello que perteneció a su marido.

Guardó algunos frac, su última batuta, los lentes, las cartas dedicadas a ella y la correspondencia entre Moncayo y gente como Blas Galindo; documentos y partituras.

La desaparición de José Pablo fue algo que Clara Elena no pudo superar. No sólo privó a la música mexicana del archivo de su marido, también a sus dos hijas, a quienes siempre mantuvo al margen de todo lo que rodeaba a la obra de su padre.

Con el tiempo, la veneración de Clara terminó siendo una sombra sobre la obra del compositor.

Hace tres años, Clara Elena murió. Su familia, por primera vez, tuvo acceso al archivo que había sido guardado durante 50 años.

El menor de los nietos Moncayo, Rodrigo Sierra, quien es músico de profesión, se dio a la tarea de proteger el tesoro encontrado.

Ahora, después del interés del crítico musical Lázaro Azar y de Consuelo Sáizar, presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), las partituras de Moncayo serán protegidas y se sumarán al proyecto de recopilación, grabación y digitalización de la obra del músico, de quien en junio de 2012 se celebrará el centenario de su nacimiento.

En conferencia de prensa, Consuelo Sáizar anunció que se prepara una edición conmemorativa de nueve discos compactos con 29 de las 39 obras del mexicano, así como nueve volúmenes de partituras ordenadas temáticamente, material que saldría en junio del próximo año.

El material incluirá piezas de las que se ignoraba su existencia, entre ellas una aria para violín, viola y chelo; un quinteto de alientos y una pieza para orquesta de cuerdas.

Así como piezas para piano, música de cámara para dúos, tríos y quintetos; obras vocales; ballets y ópera.

La grabación de la música orquestal correrá a cargo de Enrique Bátiz, director de la Orquesta Sinfónica del Estado de México.

Mientras que la música de cámara estará al cuidado de la violinista Shari Mason, de la Orquesta Sinfónica Nacional, y las obras para piano, de Guadalupe Parrondo.

Además, se integrarán a las investigaciones que se han hecho en los fondos del Archivo de Ediciones Mexicanas de Música, el Fondo Reservado de la Biblioteca “Candelario Huízar”, del Conservatorio Nacional de Música y los archivos históricos sonoros de la Fonoteca Nacional y del Palacio de Bellas Artes.

Saldarán deuda

En entrevista, Rodrigo Sierra explicó que con este proyecto se saldará parte de la deuda que México tiene con el compositor mexicano.

“No sólo desconocemos la obra completa de mi abuelo, sino también la de muchos otros compositores mexicanos. Al día de hoy se cree que la obra maestra de Moncayo es “Huapango”, pero tenemos que escuchar el resto para poder vislumbrar los alcances del músico que fue”, dijo.

Por desgracia, agregó Sierra, debido a la decisión de su abuela y del poco cuidado que se tuvo de la obra de Moncayo, muchas de las obras permanecen ocultas.

El origen del proyecto

En 1997, Enrique Arturo Diemecke grabó la Sinfonía de Moncayo, un logro mayor para el legado del compositor. Sin embargo, el director la mutiló. En total, 131 compases en el primer movimiento, 17 en el segundo, 32 en el tercero y 91 en el final fueron anulados de la grabación.

Fue el año pasado cuando Rodrigo Macías y la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato se dieron a la tarea de descifrar los manuscritos de la obra.

Sobre esta historia, Azar escribió la columna “Moncayo: deuda a resacir”, en la que preguntó: “¿Veremos, algún día la edición de las obras completas de Moncayo?”.

“Cuando escuché la obra que rescató Macías, lloré ante el descubrimiento de ese Moncayo maravilloso, a la par de cualquier compositor y con un oficio para orquestar, como pocos. Escribí un artículo y Consuelo (Sáizar) me llamó poco después para proponerme este proyecto.

Aunado a la difusión de la obra del compositor, la importancia del proyecto también radica en la conservación de las partituras.

“Hay manuscritos que sí están en buen estado, pero hay otras que no existe el manuscrito. Por ejemplo, el del “Huapango” se perdió en un avionazo, así que se está trabajando con las ediciones de la época, se están capturando y queremos que todo quede con un criterio editorial uniforme. Hay otras obras que están en mal estado porque el maestro las hizo en un papel muy delgadito y a lápiz, por suerte ya se respaldó digitalmente”, dijo el músico.

De acuerdo con Azar, la expectativa de esta edición conmemorativa es dar a conocer toda la obra del compositor. “No sólo queremos que se graben las partituras, también queremos que los dos ballets se monten en escena y se grabe un dvd, para que el mundo sepa cómo era el espíritu mexicano de esa época”, explicó.

Azar sostuvo que la edición conmemorativa se realizará, sobre todo, gracias a la complicidad de los herederos del compositor. “Recuerdo que hace tiempo aparecieron los descendientes de (Felipe) Villanueva a decir que tenían la partitura de la ópera Keofar. Cuando se les dijo que se montaría, pidieron una gran cantidad de dinero. Los Moncayo, en cambio, tuvieron una actitud diferente, sólo pidieron un monto decoroso y las regalías que marca la ley. Entendieron que lo que ellos tenían es de todos nosotros”.

Y agregó: “Moncayo es, indudablemente, uno los compositores más grandes, pero sobre todo es uno de los más queridos”.

Los objetos

Rodrigo Sierra explicó que el resto de los objetos podrían ser exhibidos en una exposición dedicada al compositor, excepto la correspondencia que mantuvo con Clara Elena.

“En las cartas de mi abuela podemos descubrir a un José Pablo muy cariñoso y amoroso con ella. A un hombre que no tuvo el talento político como Carlos Chávez, a un artista que sufrió mucho al dejar la Orquesta Sinfónica Nacional, a un compositor dedicado enteramente a componer y que por eso no le interesaba meterse en asuntos políticos, y a una persona profunda y honesta”.

Agencia El Universal