Elena Garro, a 13 años de su pérdida

Narradora, dramaturga, coreógrafa y periodista mexicana a contracorriente, Elena Garro forjó una de las obras literarias más admiradas en Hispanoamérica. Este 22 de agosto se cumplieron 13 años de su lamentable pérdida.

Hija de padre español y madre mexicana, Elena Garro Navarro nació el 11 de diciembre de 1920 (aunque algunos manejan el año de 1916). Pasó su infancia en la capital mexicana. Al estallar la Guerra Cristera se trasladó con su familia a Iguala, Guerrero. Estas experiencias quedaron reflejadas en su teatro de corte social.

De vuelta en la capital mexicana estudió literatura, coreografía y teatro en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) donde conoció al joven poeta Octavio Paz, con quien se casó en 1937. Tuvieron una hija, Helena Paz Garro, y se divorciaron hacia fines de los 70.

Los recuerdos del porvenir (1963), es la novela que supone la obra cumbre de Garro, con la que obtuvo el Premio Xavier Villaurrutia. Se trata de un escrito que rompe con el realismo de la novela de la Revolución Mexicana y combina diferentes temporalidades y pasajes de corte fantástico. Por esta razón, se ha señalado que la novela de Garro es un claro antecedente del realismo mágico, pues salió a la luz cuatro años antes que Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez.

Garro reunió sus primeras obras teatrales en Un hogar sólido (1958, reeditado en 1983), donde alternó varias realidades. En la obra Felipe Ángeles (1979) analiza un periodo oscuro de la Revolución Mexicana; mientras que en los cuentos de Andamos huyendo Lola (1980), retrata el clima de persecución que imaginaba la rodeaba en vida, en el que aparece, de manera obsesiva y biográfica, la figura de su hija Helena Paz. En su novela Y matarazo no llamó (1991) se describe una lucha sindical. Poco antes de su muerte, publicó Un corazón en un bote de basura (1996).

Dada su testificación de la Guerra Cristera, o por su relación con su nana indígena, Garro desarrolló una insistente inclinación por señalar las difíciles condiciones en las que sobrevivían los descendientes de los pobladores originarios de México.

Algunas de sus obras, como El rastro, aluden a la marginación de los indígenas. Lo mismo sucede con el cuento La culpa es de los Tlaxcaltecas, y otras piezas dramáticas y reportajes con líderes sociales.

Jorge Luis Borges, Silvina Ocampo y Adolfo Bioy Casares fueron admiradores de la artista, de quien incluyeron en la segunda edición de su Antología de la literatura fantástica la obra en un acto Un hogar sólido.

Como periodista Elena Garro entrevistó a Frida Kahlo, Pablo Neruda, Regis Debray y al líder priista Carlos Madrazo Becerra. La autora estuvo convencida de que la palabra empeñada tenía que ir acompañada de acciones concretas. Por ello realizó reportajes acerca del reparto agrario y trató temas como la condición de las mujeres presas.

Llamada por Borges La Tolstoi de México, Garro regresó a México en los ochenta luego de vivir en Francia. Se instaló en una modesta casa en Cuernavaca, en compañía de 14 gatos y de su hija Helena Paz Garro. Padecía enfisema. Al final se le declaró cáncer pulmonar.

“Aquí estoy, sentada sobre esta piedra aparente. Sólo mi memoria sabe lo que encierra. Estoy y estuve en muchos ojos, yo sólo soy memoria y la memoria que de mí se tenga. Quisiera no tener memoria o convertirme en el piadoso polvo para escapar a la condena de mirarme”, escribió en una de sus novelas.

Entre sus obra de teatro destacan: Felipe Ángeles (1979); Un hogar sólido (1958, y 1983, ilustrado por Juan Soriano); La mudanza y la recopilación Teatro (FCE, 2009); así como sus novelas Los recuerdos del porvenir (1963); Testimonios sobre Mariana (1981); La casa junto al río (1983); Y Matarazo no llamó (1993); Busca mi esquela & Primer amor (1998); Un corazón en un bote de basura (1996) y La vida empieza a las tres (1997); así como los cuentos de La semana de colores (1964); Andamos huyendo Lola (1980) y El accidente y otros cuentos inéditos (1997).